Cuenca

Debido a la alta tasa de contagios y a la ocupación de camas para tratar el COVID-19, Azuay ingresó a la fase 3 del plan de contingencia emprendido por el Ministerio de Salud Pública (MSP). Esto significa que se llegó a la ampliación máxima de espacios para hospitalización y en las unidades de cuidados intensivos (UCI).

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La coordinadora Zonal 6 del Ministerio de Salud (MSP), Andrea Bersosa, detalló que en la última semana entre Azuay, Cañar y Morona Santiago se registraron 2.100 pacientes contaminados por el COVID-19, de los cuales 1.200 están en la capital azuaya.

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Por todo esto, Bersosa explicó que la fase tres implica que “hemos llegado a la ampliación máxima de camas que cada hospital permite, tanto generales como básicos”. Tomando como ejemplo el Vicente Corral Moscoso reveló que en la primera fase iniciaron con cinco camas para cada área, pero ahora están con 15.

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Pero esto no es todo, pues la ocupación también está al alza y en UCI el porcentaje de ocupación para adultos es del 75 % y en hospitalización es el 45 %. Por ahora, dijo, no es necesario implementar listas de espera, por lo que llamó la atención de los ciudadanos para vacunarse y cuidarse, pues en un tiempo la cantidad de demanda podría exceder la oferta.

Bernardo Vega, médico e investigador de la evolución de la pandemia, considera que esta fase 3 se entiende como el incremento de los contagios lo que obligó a reabrir espacios que meses atrás se cerraron por la disminución de casos positivos.

En esta perspectiva anticipó que podrían darse dos escenarios: retomar la lista de espera y transferencias a otros centros conectado a un ventilador, lo que, por experiencias anteriores, implicaría que la persona tenga menos probabilidades de sobrevivir.

Por su seguimiento estadístico aseguró que esta cuarta ola del coronavirus empezó desde octubre pasado, se incrementó en noviembre y se aceleró con la presencia de la variante Delta y ómicron en diciembre.

Comparó que en el penúltimo mes del 2021 el promedio era de 81 casos semanales en Azuay y la segunda de enero subió a 172.

Pero el análisis de riesgo, a su criterio, no solo va por el número de enfermos, sino también el alza de positividad, pues por una persona detectada como positiva tras una prueba hay tres o cuatro que también lo están, pero no constan en un registro médico y por ende pueden contagiar a más personas.

María Eulalia Pesántez fue diagnosticada con COVID-19 por segunda ocasión. Tuvo que realizar un segundo aislamiento y estar confinada con sus padres e hijo. Ya superó el tiempo de aislamiento por lo que retomó su trabajo normal y otras actividades.

Esta recaída se dio a pesar de que ya recibió las dos dosis de la vacuna Sinovac.

Recordó que en noviembre del 2020 tuvo síntomas fuertes como decaimiento, saturación baja de oxígeno, fiebre alta y falta de olfato.

En esta segunda ocasión la sintomatología fue diferente y solo sentía dolor de cabeza, congestión nasal y dolor muscular. Pensó que le iba a dar una fuerte gripe, pero al conocer que un familiar dio positivo decidió hacerse una nueva prueba, misma que finalmente confirmó su sospecha, y 13 meses después volvió a tener COVID-19.

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En este segundo contagio se recuperó con medicamentos y tomando muchos líquidos, en especial las conocidas “aguas de viejas”, que no son más que aromáticas de diferentes tipos de hierbas.

Con el inevitable incremento de casos, el médico Bernardo Vega pidió a las autoridades y ciudadanos redoblar los esfuerzos para mantener las medidas de bioseguridad como el uso de mascarilla, así como avanzar en la vacunación. (I)