El sector petrolero es clave para Ecuador, sobre todo porque continúa siendo una importante fuente de ingresos. Sin embargo, en el 2022 estuvo atravesando por varios problemas por la caída de la producción petrolera, un paro indígena, fallas eléctricas, entre otros. La falta de concreción de proyectos y el cambio constante de autoridades también han caracterizado este año. El ministro Fernando Santos, quien conoce de manera profunda el sector, llegó a ocupar la cartera a finales de octubre y ha tenido que lidiar con una serie de obstáculos: entre ellos una denuncia sobre una supuesta participación en una empresa off shore y una amenaza de demanda arbitral por parte de Petrolia, la cual él considera que no prosperará. Sin embargo, asegura que el 31 de diciembre a las 24:00 los bloques 16 y 67 pasarán a manos estatales.

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¿Cuál es su evaluación en el tema petrolero del Ecuador y a nivel mundial del 2022?

En el Ecuador en cuanto a producción ha sido un año lamentablemente de estancamiento. La producción de 2022 se inició realmente en marzo, porque en diciembre y los primeros meses del año tuvimos problemas por la rotura de los oleoductos. En marzo la producción fue de 495.000 barriles, y vamos a cerrar diciembre con 489.000, es decir, 6.000 barriles por debajo. En junio la producción cayó a 409.000 barriles por los problemas del paro indígena. No ha sido un buen año en cuanto a producción. Sin embargo, para el próximo año esperamos incrementar un poquito más la producción y llegar a 521.000 barriles por día. Esos barriles extras vendrán del Ishpingo; además ya se están procesando, a través del Ministerio del Ambiente, las licencias ambientales.

¿En cuanto a precios sí fue un buen año?

Los precios han sido buenos, estaremos en un promedio anual de $ 85 el barril, aunque con una tendencia a la baja en los últimos meses. Actualmente, el WTI está en $ 75, el nuestro está en $ 68. El próximo año se mantendría en estos precios. Es que el mercado está tendiendo a estabilizarse, incluso con tendencia a la baja. Actualmente hay un temor a una gran recesión mundial económica para el 2023 y eso hace que se prevea una disminución del consumo y una oferta estable. El diferencial entre el precio del WTI y el crudo ecuatoriano no ha sido muy pronunciado. Es que las refinerías de los EE. UU. mezclan crudo pesado con liviano y al momento no está llegando crudo pesado de Venezuela por las restricciones que tiene EE. UU. En este sentido, hay apetito por nuestro crudo. Para el 2023 podría entrar más crudo pesado de Venezuela y esto podría estar llevando a que haya un diferencial más amplio. Yo le veo al precio del crudo ecuatoriano en $ 65 en 2023. No era correcto subir el precio como lo pedían en la Asamblea, no es sano poner una cifra ilusoria. Hay que ser realistas.

¿Cuál fue el principal problema y por qué no ha podido repuntar la producción?

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Petroecuador maneja campos maduros en los cuales la producción naturalmente declina y se necesitan técnicas de recuperación secundaria y terciaria. Lo que hace la empresa estatal actualmente es perforar pozos, pero eso no le da buenos resultados porque estos se agotan rápidamente y se cierran enseguida. Como ejemplo, la empresa estatal perforó 523 pozos y cerró 517 pozos. Y el resultado final es que no se incrementó la producción sino que más bien declinó. Por ello hay que introducir las nuevas tecnologías de recuperación, invitando a empresas privadas que la poseen.

¿De cuáles campos se puede incrementar la producción?

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Se está pensando sacar a licitación Sacha para que vengan compañías que, invirtiendo y poniendo tecnología moderna, puedan incrementar la producción. El ITT no está siendo bien manejado, pues los métodos tradicionales no están dando resultados. La producción del ITT que a principios del año estaba en 55.000 barriles, contando con la producción del Tambococha y el Tiputini, no se incrementó, más bien ha caído pese a la entrada de Ishpingo. Con la autorización de más pozos que se ha dado desde el Ministerio del Ambiente, creo que podrá subir algo la producción, tal vez unos 35.000 barriles. Además ya están entrando en producción las compañías que participaron en la primera ronda intracampos. Frontera está con 2.184 barriles, Geopark con 370 barriles y Gran Terra con 3.630 barriles. No es mucho, pero se ha avanzado algo.

¿Cuánto perdió el país con el último apagón de 728 pozos por una falla eléctrica?

Se calcula que fueron $ 4,9 millones. Pero no es pérdida porque se recupera, es un diferimiento de ingresos. Es decir, no se produce un día, pero no se pierde el crudo.

Pero es innegable que el sistema eléctrico petrolero está mal. ¿Qué se puede hacer, cuál es la ruta de solución para esta suerte de bomba de tiempo?

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Petroecuador consume una gran cantidad de energía, pero desde los inicios de la producción de los años 70 la generación eléctrica era ínfima. No había sistema interconectado y se empezó con generación a diésel en cada campo. En el tiempo, el país se sofisticó e incrementó su generación eléctrica, pero no ha llegado a la Amazonía. Estamos 50 años con el mismo sistema: plantas viejas quemando cientos de miles de galones de diésel al día. La solución es interconectar al sistema nacional y llevar electricidad del Paute y del Coca al sector petrolero amazónico. Pero hay que reconocer que los intereses de las compañías que producen energía con diésel han sido tan poderosos que esta licitación para interconectar a la Amazonía con el sistema nacional ha fracasado cinco veces. Hoy se está licitando de nuevo. Hay una subestación que está lista para operar en la Amazonía, pero Petroecuador no ha hecho una línea de 7 km y ya está energizada. La moraleja es que hay intereses de estas compañías que generan electricidad con diésel para seguir. Además, desde el 2016 no hay mantenimiento. Ahí están como consecuencia los apagones. Pero la interconexión al sistema nacional con la licitación nororiental se espera para mediados o tercer trimestre del 2023.

Pero en tres trimestres nos puede pasar lo mismo, nuevos rayos y apagones.

Lamentablemente, sí. Le soy sincero, es una herencia pesada que se recibe, una empresa politizada. Si hubiese concepto de empresa se preocuparía del mantenimiento. Ha habido mucha rutina, poca innovación y poco interés en la empresa. Es una empresa enferma diría yo. Es la más grande del país y no tiene ni contabilidad ni auditoría.

QUITO (20-12-2022).- Entrevista al ministro de Energía, Fernando Santos Alvite. Carlos Granja Medranda / EL UNIVERSO Foto: Carlos Granja Medranda

¿Por qué fracasó el proceso de auditoría convocada para Petroecuador?

Las cuatro grandes firmas auditoras a las que se les pidió participar se negaron por cuestiones de imagen. En el fondo piensan que la empresa no tiene todos los soportes y no quieren asociarse con una auditoría fallida. Sin embargo, se retomará el proceso de auditoría y se van a buscar alternativas. No solo hay cuatro auditoras en el mundo. Vamos a buscar las más importantes, las que les siguen. Estas podrán ser nacionales si tienen el sello de garantía internacional. Es un compromiso del país con el Fondo Monetario (FMI), pues al multilateral le interesa que se rindan cuentas sobre el dinero que presta. Esta es la empresa más grande del país y puede ser un hueco sin fondo.

La Cámara de Energía decía que no valdría la pena acudir a empresas nacionales y que más bien se deberían revisar ciertas bases del concurso en referencia, ¿cómo ve esa propuesta?

Sí. Pueden ser las sucursales locales de las grandes que tienen respetabilidad. Deben ser aceptadas a nivel internacional. Hay que recordar que esto no le cuesta al país, pues son recursos del BID y hay que solucionar lo más inmediatamente posible. Pienso que para el primer trimestre del 2023 podía ya solucionarse. La auditoría va a ser un gran paso para sanear a Petroecuador.

¿Cómo ve usted el tema de las gasolinas en el país, y el futuro de las mismas?

Petroecuador introdujo en el mercado dos tipos de gasolinas de mejor calidad: la de 89 octanos y otra de 95 octanos, cuyos precios están liberados. Mientras tanto, se mantienen los precios congelados para las gasolinas ecoplús, extra y diésel. La compañía Primax hizo la histórica primera importación que hace una empresa privada este 25 de diciembre. Trajo 25.000 barriles que se venderán en sus gasolineras. Esperemos que la empresa privada continúe importando los combustibles liberados.

Otro tema interesante en este año fue la renegociación con China, ¿qué pasó con los contratos que por la salida del exgerente Noboa no se logró firmar?

La verdad no sé qué decirle. Solo me gustaría concluir en que sí hubo una renegociación. En cuanto a volúmenes se llegó a un acuerdo de diferimiento y por eso en 2023 vamos a tener un 40 % de crudo libre de disposición para venderlo en spot o largo plazo, frente al 10 % que teníamos antes. Hubo una mejora en los contratos que teníamos con China.

¿Qué va a pasar con Petrolia y cuál va a ser, en cambio, el tratamiento que se dé a la terminación del contrato con OCP?

El 31 de diciembre a las doce de la noche los bloques 16 y 67 vuelven al Estado. Temporalmente los manejará Petroecuador y se espera sacarlos a licitación lo más pronto posible. Petrolia está invitada a participar en esa licitación. En el caso del OCP, el contrato termina el 31 de diciembre del 2023. Hay un año para negociar.

¿Cómo califica usted la gestión del gerente de Petroecuador? Genera dudas porque no aparece en la escena, no hay certeza de cuánto conocimiento del tema petrolero tiene... ¿A usted qué le parece?

Es una persona que actúa con perfil bajo, es un abogado de gran conocimiento jurídico muy sólido y ético. Hay confianza en él en cuanto a su seriedad y honestidad. Se está rodeando de buenos asesores, pero sobre los resultados, esperemos. Tiene pocos meses, hay que observarlo un poco más. No es un técnico petrolero, pero es una garantía de buen manejo en Petroecuador. No es conveniente estar cambiando a cada rato de autoridades. Todo funcionario está en observación.

¿Qué pasó con el tema de la denuncia y examen de Contraloría sobre una supuesta off shore de su propiedad?

Los certificados de que no tengo nada que ver con esta empresa off shore desde hace muchos años ya están en mis manos y se lo entregaré a la Contraloría. Estos documentos apostillados demuestran que desde principios del 2020 no tengo ninguna relación . Fue una empresa hecha en 2015 cuando yo no pensaba volver al sector público. Se los entregaré a Contraloría. (I)