Un estudio revela que en Ecuador, aunque el 83 % de la población adulta (10,4 millones de personas) está incluida en el sistema financiero con al menos un producto, solo el 29 % cuenta con un crédito y el 37 % (4,7 millones) está excluida.

Esa es una de las conclusiones del estudio denominado La inclusión financiera en el Ecuador, avances 2024, que fue elaborado por la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RDF), el cual fue presentado el miércoles 2 de julio.

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El nivel de personas que está fuera del sistema financiero se compone por:

  • 17 % (2,1 millones) que no accede al sistema con productos financieros.
  • 10 % (1,3 millones) no usa los productos que poseen.
  • 10 % (1,26 millones) que por sus condiciones crediticias deterioradas no pueden operar en el sistema (reexclusión).

El estudio define que “existe reexclusión financiera cuando un individuo no puede operar en el sistema financiero porque tiene su crédito o sus créditos vencidos, con demanda judicial, en cartera castigada, o su score crediticio es menor a 300 puntos".

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La investigación arrojó que en los últimos cinco años, aproximadamente tres de cada diez ecuatorianos están reexcluidos del sistema financiero porque no pudieron cumplir con sus obligaciones crediticias a tiempo.

La situación se agrava en mujeres, jóvenes y personas que perciben ingresos por menos de $ 800 al mes, recoge el documento.

Rossana Bonilla, jefa de investigación de la RFD, mencionó que en los casos de reexclusión reflejan que aún no existe una estrategia o política pública en el país para que las personas vuelvan a ingresar al sistema, dejándolos a merced del crédito informal, con todos los riesgos que aquello implica.

La provincias que concentran en mayor porcentaje esta problemática son Guayas (33 %), Manabí (27 %), Esmeraldas (35 %), Santa Elena (31 %), Los Ríos (28 %), Santo Domingo de los Tsáchilas (26 %) y El Oro (26 %).

Por otro lado, el informe concluye que solo el 29 % de la población accede a crédito en el sistema formal, frente al 73 % que tiene una cuenta de ahorros activa.

“La colocación del crédito se ha reducido frente al ahorro por las afectaciones que han sufrido la población y las empresas en sus actividades económicas y empleo, que no les permiten afrontar nuevas obligaciones y/o tampoco cumplir con las obligaciones adquiridas”, resume el documento.

En cuanto a la brecha de género, Valeria Llerena, directora ejecutiva de la RFD, destacó que se ha reducido la distancia entre hombres y mujeres que están en el sistema financiero; no obstante, todavía persisten desafíos.

En ese sentido, en los hombres el 73 % posee cuentas de ahorro activas y el 30 % tiene crédito.

Mientras que en las mujeres el 72 % tiene cuentas de ahorro y el 28 % tiene crédito.

Los adultos jóvenes son los que menos usan sus cuentas de ahorro y acceden al crédito, señaló Llerena con base en la investigación.

A nivel etario las cifras revelan que el 60 % de las personas entre 15 y 30 años tiene una cuenta de ahorros activa y el 16 % tiene un crédito.

En tanto que el 81 % de las personas con más de 45 años dispone de una cuenta de ahorros activa y el 35 % registra un préstamo.

Sobre el uso de medios de pago, el análisis refleja que el dinero en efectivo sigue prevaleciendo en Ecuador como el medio preferido por la población para realizar transacciones.

Sin embargo, en el último año se evidenció un crecimiento en el empleo de otros medios, como tarjetas de crédito y débito, billetera móvil, aplicaciones para pagos digitales, aplicativo celular de la entidad bancaria y banca por internet.

De ahí que en el año 2024 el 37 % de la población usó medios bancarizados, cuando en 2023 fue el 34 %.

Además, el 60 % tiene una tarjeta de débito, pero solo el 32 % la usa. Y el 31 % tiene una tarjeta de crédito, pero solo el 15 % la utiliza.

El estudio de la RFD recoge algunas recomendaciones y conclusiones entre las cuales destaca que el país logró un avance con la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, al establecer acciones concretas y coordinar esfuerzos entre diversos actores del sistema financiero para fortalecerlo.

Pese a ello, existen falencias por demoras en la implementación de la Estrategia, lo cual podría perjudicar el alcance de metas.

Finalmente, se señala que la inclusión financiera debe ser integral y sostenible, alcanzando a toda la población, enfocándose especialmente en sectores excluidos. Además, debe promover la educación financiera para que las personas puedan tomar informadas y conscientes sobre su relación con el sistema financiero. (I)