Valeria Aguilar, de 23 años, y Daniela González, de 21 años, son primas. Ellas idearon desde agosto pasado una alternativa para tener ingresos. Abrieron los cajones del clóset y clasificaron la ropa en buen estado, luego lo hicieron con los zapatos y hasta con otros objetos como juguetes y ventiladores. Todo artículo que esté en óptimas condiciones.

En una ocasión intentaron venderlos fuera de su vivienda, pero por temor a contagios y porque viven con personas vulnerables decidieron hacerlo por redes sociales desde El Pulguerito Guayaquil.

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Allí ofrecen estas prendas desde $ 2 hasta $ 8 para aportar en los gastos de alimentación, puesto que sus familias se vieron golpeadas por la crisis.

Estos espacios conocidos como pulgueros o ventas de garaje se caracterizan por ofertar artículos usados y a veces nuevos. Y se colocan fuera de las viviendas, pero por la pandemia han migrado a redes sociales como en el caso de Valeria y Daniela.

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Daniela González junto con su prima realizan las entregas de las prendas en centros comerciales o parques. Foto: Cortesía.

Se crean estos espacios ante la necesidad de generar ingresos, pero son momentáneos, afirma la economista Karen Córdova.

“Los pulgueros son una opción ante la falta de empleo. Sin embargo, los artículos que las personas poseen son limitados, por lo que los ingresos que se podrían generar también”, indica.

El consultor en negocios digitales Héctor Galarza menciona que esta opción no dejará de ser una oportunidad que va enfocada a gastos como de agua y luz.

Como los que tiene Yesenia López, quien espera terminar la deuda del servicio eléctrico con la venta de ropa desde su cuenta Pulguerita. Oferta ropa, zapatos, medicamentos, entre $ 5 y $ 30.

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Al igual que Valeria y Daniela, Yesenia tampoco vende afuera de su vivienda por temor a contagiarse.

La profesora, de 45 años, tiene reducido el sueldo y solo dos de sus tres hijos lograron terminar los estudios. Espera también con esos pocos ingresos ayudar a su hija mayor para que concluya la universidad. De lo que sí está segura es de que no podrá cubrir la deuda con la tarjeta de crédito.

Los expertos mencionan que los pulgueros o ventas de garaje son una alternativa no solo individual o familiar, sino que se extiende a amistades.

Como lo hizo Katherine Mayon, de 37 años, junto con tres amigas. Los fines de semana colocan el cartel de “venta de garaje” fuera de la vivienda de Katherine y ponen la ropa en armadores.

“Tengo pantalonetas a $ 3, vestidos a $ 7. Lo más caro es de $ 20”, dice Mayon.

Han vendido coches de sus hijas que ya no usaban y juguetes.

Esto lo vienen aplicando desde el pasado 1 de febrero. Entre todas se dividen los gastos e ingresos y se turnan para participar en la venta.

De acuerdo a Córdova, esta actividad, históricamente conocida en los estratos sociales bajos, ha migrado a otros.

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“Ahora se ha introducido más en la clase media, personas que no pensaron antes en realizar estas actividades, que tienen propiedades, pero que uno o todos los miembros de la familia han perdido los ingresos. Esto también responde a que las personas de clase media cuando generan ingresos tienden a acumular y en ocasiones comprar artículos que se utilizan pocas veces”, explica.

Con esto concuerda Galarza, pero resalta que en Ecuador no existe la cultura del ahorro y con la pandemia se están priorizando los gastos.

“Hay personas volcadas a eso porque no hubo cultura de ahorro y recién ahora, después de un año, con la pandemia está empezando a haber madurez financiera respecto a estos rubros para prevenir. Es un dinero que se pudo ahorrar, pero nunca ha existido una cultura de ahorro en el ecuatoriano”, señala.

Consejos

  1. Haz un inventario. Reúne las prendas, accesorios u objetos que desees vender, contabilízalos y descríbelos en una lista.
  2. Fija los precios. Coloca el valor de acuerdo a la calidad del producto. Recuerda cuidar los detalles de las prendas u objetos.
  3. Elige el lugar. Analiza en dónde venderás, si fuera de un domicilio o por redes sociales.
  4. Establece días u horarios adecuados si la venta es presencial.
  5. Aplica los mecanismos de bioseguridad como distanciamiento social, uso de mascarilla y alcohol.
  6. Si la venta es por redes sociales, decide la regularidad de las publicaciones. (I)