Recibir la noticia de que perdía su trabajo como administradora de un crossfit en 2013, al contrario de desanimar a María José Erazo, la impulsó a dedicarse de lleno a su sueño: el crecimiento de su emprendimiento, Chikicakes, que había empezado en 2009 como una actividad de medio tiempo.

Hoy, como pequeña empresa, Chikicakes tiene 16 años y Erazo lleva doce de estar con su negocio al 100 %, el cual da trabajo a tres personas. Recuerda que su marca fue el resultado de su indecisión en 2009. Pues, con 19 años, Erazo no sabía qué estudiar. Probó con comunicación social, luego diseño de modas y finalmente lo que siempre la apasionó: pastelería.

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“En 2010 hice un curso de cupcakes y ese fue el punto en donde me dije a mí misma: ‘¡Esto me encanta!’”, comentó la empresaria. Al principio, con un pequeño préstamo de $ 50 que le dio su mamá, se dedicaba a medio tiempo, ya que estudiaba cocina y trabajaba. En el poco tiempo que le quedaba despachaba pedidos pequeños de cupcakes, galletas y unas pocas tortas.

Erazo era consciente de que, más que un sueño, siempre quiso que su emprendimiento fuera su principal fuente de ingresos y también crear plazas de empleo para otros. “Me tocó muchos años trabajar sola, y esta profesión es bastante compleja afrontarla así. Aprendí a delegar, guiar y alinear a mi equipo de trabajo con mi visión y compromiso”, dice emocionada la creadora de Chikicakes.

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Recordó que, en sus inicios, empezó solo con cupcakes, que estaban de moda en aquella época, sobre todo los personalizados. Después aprendió a hacer tortas, y en la actualidad cuenta con una amplia gama de opciones para decorar la mesa para sus invitados, eventos, matrimonios, entre otros. Bocaditos, postres, galletas, brownies, todo decorado a detalle.

Con 16 años con su pequeña empresa, Erazo reconoce que emprender es un camino de altos y bajos para ambos géneros, hombres y mujeres por igual. “Para mí, la clave es la atención al cliente, cuidarlo, mantenerlo, hacerlo fiel a tu marca. No solo elaborarle algo delicioso y hermoso, sino tratarlo de forma correcta, sugerirle, acompañarlo en su proceso de compra. Eso hace que regrese y te recomiende”, aseguró.

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Adicional a esto, cree que todo es posible con voluntad, disciplina y organización. Indicó que establecer metas es muy importante para saber qué camino tomar, y afirmó que la idea estigmatizada de que la mujer es el sexo débil ya quedó en segundo plano.

“Realmente no he tenido ningún inconveniente (por ser mujer), pienso que hay que manejarse siempre desde el respeto. La educación te abre puertas, si bien es cierto. Invito a todas las mujeres a poner en marcha ese sueño, todas tenemos la capacidad de salir adelante poniendo nuestro 100 %, enfocándonos. Hoy en día, hay tantas herramientas que ayudan a un emprendedor, mucha información a la mano que antes nos tocaba buscar en libros, ser autodidacta ayuda bastante”, manifestó la empresaria.

También tiene metas para el futuro de su empresa: crecer de forma correcta, innovar y establecer más directamente su marca en el mercado.

Añadió: “Poseer un equipo de trabajo feliz, que elabore cada pastel, galleta, cupcake, con dedicación y sea minucioso en cada detalle. Que se note que lo elaboramos con mucho ímpetu, atención y sobre todo amor, que no puede faltar”.

En Ecuador, las mujeres emprenden más que los hombres

De acuerdo con el último estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2023-2024, desarrollado entre la Escuela de Negocios de la Espol (Espae) y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), aunque en 2019 en Ecuador se encontró una mayor proporción de hombres en actividad emprendedora temprana (TEA), en 2023 se registró una composición de la TEA del 51,18 % de mujeres y un 48,82 % de hombres. Esto coloca a Ecuador entre las cinco economías con este comportamiento, junto con China, Colombia, Tailandia y Lituania, frente a los 39 países restantes, en los que prima el porcentaje de emprendedores hombres. Este comportamiento diferencia a Ecuador de la mayoría de los países de ingresos bajos.

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Además, indica que la tasa de empleo y desempleo, en la que hay una proporción de siete de cada diez mujeres empleadas frente a nueve de cada diez hombres empleados, es una motivación para emprender y más mujeres que hombres comienzan negocios debido a la escasez de empleo, mientras que una proporción similar de ambos sexos emprende para continuar una tradición familiar, entre otros factores.

“Las mujeres emprenden por necesidad”

De acuerdo con Gemma Lorente, profesora del Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), la mujer emprendedora es el ejemplo del desarrollo y los avances que ha vivido la mujer como profesional.

“El feminismo siempre ha tendido a asociarse, para tener más fuerza para luchar por sus objetivos, por lo tanto, de forma natural dentro del proceso, la mujer emprendedora ha tendido a asociarse para conseguir mayores beneficios a la hora de comenzar un nuevo reto empresarial”, explicó Lorente.

La experta afirma que las mujeres emprenden por “necesidad”, porque se encuentran ante un mercado laboral que no cuenta con las mujeres de una forma real, en la que poder desarrollarse profesionalmente.

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En muchas ocasiones, según Lorente, el emprendimiento se ve como la única vía para que las mujeres puedan seguir desarrollando sus talentos, sin dejar de lado el cuidado de los hijos o de sus mayores. “Esto hace que los emprendimientos femeninos estén más asociados a tareas en las que la mujer es talentosa y en los cuales no se invierte una cantidad económica importante, sino que se hace de una forma más conservadora”, apuntó.

El emprendimiento masculino, por su lado, suele ser en actividades más arriesgadas y con mayor coste económico, porque se hace como vía de progresión profesional, no por necesidad personal.

Indica que el que un país tenga un gran número de mujeres emprendedoras, más allá de verlo como un indicador positivo en cuanto a mujeres que son talentosas y desarrollan su talento de forma individual, habría que verlo como un escenario en que la conciliación no deja a las mujeres poder seguir con su carrera profesional dentro de un mercado laboral que no está pensando para los momentos vitales de la mujer. (I)