Se acerca el mediodía y en el parqueo de una esquina de la avenida Víctor Emilio Estrada (Urdesa central) las motos de repartidores de plataformas digitales se comienzan a concentrar. Los motorizados conversan mientras están atentos a los pedidos que entran a sus celulares.

En el grupo, apostado a pocos pasos de restaurantes, hay ecuatorianos y venezolanos. Unos llevan dos años como repartidores y otros se unieron después de marzo del 2020, cuando la pandemia los dejó sin empleos fijos en empresas.

En el país, la pandemia arrasó con 719.520 empleos formales, según las actas de finiquito registradas en el Ministerio del Trabajo. Y el reparto a través de plataformas es el reducto laboral al que llegaron cientos de desempleados en medio de la fiebre del delivery, que aceleró su crecimiento en los meses del confinamiento.

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Dentro de este modelo no hay un sueldo fijo ni beneficios de ley: se gana por los repartos que hagan en el día, las propinas que consigan en esas entregas o la compensación que entregue la plataforma en horas de alto pedido.

Ernesto se sumó hace siete meses como repartidor de Uber Eats, después de quedarse sin trabajo en una compañía. Sacó su licencia y una moto para entregar comida. Al mes obtiene cerca de 400 dólares, pero de allí debe descontar lo que gasta en gasolina y mantenimiento. El resto queda para lo básico de su sustento familiar.

Otros repartidores con menos de un año en aplicaciones como Rappi y Glovo coinciden en que a veces obtienen entre 80 y 100 dólares semanales, que equivale a llegar a un salario básico. Los más veteranos en el reparto dicen que pueden llegar a 150 o 200 dólares en buenas semanas, pero eso sí, trabajando hasta doce horas diarias o hasta que el “cuerpo aguante”

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Álex, un camionero que lleva dos años laborando con plataformas en Guayaquil, asegura que las retribuciones que entregan las aplicaciones ahora son menores a las que tenían en un inicio, cuando pagaban más por los pedidos.

Sostiene que hay plataformas que pagan a los repartidores entre $ 0,54 y $ 1,20 por las entregas mínimas. Cuando hay alta demanda, mucho tráfico y menos repartidores disponibles, los pagos pueden superar los $ 3 o $ 5 por entrega.

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Más de 700.000 empleos formales perdidos en un año de la pandemia en Ecuador, la mitad no se ha podido recuperar

Este es un modelo de negocio en que las tarifas que ganan los repartidores se mueven mucho y dependen de varios factores: distancia, tipo de envío, hora del día, día de la semana, condiciones climáticas, saturación de la operación...

Las compañías han posicionado el concepto de que son plataformas de intermediación que brindan oportunidades de generar ingresos, según lo cual el repartidor es autónomo e independiente y define cuándo quiere entrar y salir. Es decir, no son trabajadores de nómina y no tienen un vínculo laboral con prestaciones y beneficios.

En el Ministerio del Trabajo no hay registros ni estimaciones de cuántas personas están laborando como repartidores de las plataformas.

Carla Navarrete, subsecretaria de Trabajo, sostiene que el Ministerio del Trabajo verifica el cumplimiento de las obligaciones laborales de los trabajadores en nómina de todas las compañías, esto incluye a Glovo, Rappi, entre otras.

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Sin embargo, en caso de controversia respecto al reconocimiento de la relación laboral, el Ministerio del Trabajo no tiene competencia para resolver, pues esta es exclusiva de los jueces de trabajo.

Las estimaciones de repartidores refieren que solo en las tres principales plataformas de reparto podrían estar más de 10.000 personas en las ciudades grandes.

Pandemia aceleró número de usuarios de aplicaciones como Glovo, Rappi y Uber

Antes de la pandemia, por ejemplo, Rappi contaba con 1.500 repartidores habilitados para prestar servicio. Actualmente están habilitados más de 3.500 repartidores.

Esta empresa señala que los repartidores cuentan con un seguro contra accidentes y uno de responsabilidad civil, y les ofrece un seguro en caso de que sufran un accidente en el transcurso de un pedido.

“Gracias al ecosistema generado se han transferido más de 2,7 millones de dólares en los últimos 12 meses por concepto de domicilios, sin contar propinas, a miles de repartidores independientes que logran tener la oportunidad de generar un ingreso adicional”, dice un vocero.

Glovo declinó responder a una consulta remitida por este Diario para este tema. Uber remitió un escueto comunicado en el que refiere que, conforme a la regulación de Ecuador, en la que solo se reconocen las categorías de independiente y empleado, no existen los elementos necesarios para determinar que los socios conductores puedan considerarse empleados.

Precisamente esa falta de reconocimiento como trabajadores para quienes laboran en las plataformas tecnológicas es lo que ha generado debates en algunos países.

Una reciente publicación denominada ”Precarización laboral en plataformas digitales, una lectura desde América Latinaanota que la legislación ecuatoriana no contempla ninguna figura que respalde a los trabajadores de plataformas.

Según esa publicación, este modelo de negocios tiene aspectos que abonan a la informalidad, precariedad y explotación laboral.

Carolina Salazar, miembro del Observatorio de Plataformas e investigadora que participó en esa publicación, dice que uno de los problemas de este modelo de las plataformas es que no reconoce a las personas como trabajadores, pues las empresas las asocian bajo el discurso del emprendurismo.

“Sin una relación laboral clara no se reconoce seguro social, no pueden tener vacaciones, no tienen derecho a la maternidad o partenidad, entonces son altas vulneraciones ”, indica.

Salazar cree que los Gobiernos deben exigir que las empresas multinacionales y nacionales se registren y sean responsables con las personas a las que están dando un trabajo, los afilien a una seguridad social y tengan un salario justo. (I)

Las plafaformas de reparto de comida operan en las principales ciudades ecuatorianas.
Migrantes representan un grupo representativo en las plataformas

Un amplio porcentaje de las personas que trabajan en las aplicaciones tecnológicas de reparto en Ecuador son hombres y migrantes. Esto reveló la “Encuesta sobre condiciones laborales de repartidorxs de apps” que divulgó el Observatorio de Plataformas Digitales y que fue incluida en un documento sobre la situación de los repartidores, publicado por Friedrich Ebert Stiftung Ecuador.

Según esa encuesta, el 90,5% de repartidores son hombres y el 66,2% son migrantes. De este último grupo, el 62,2% son de nacionalidad venezolana.

En Guayaquil hay repartidores trabajando en las tres principales plataformas: Uber, Glovo y Rappi. En los momentos de mayores pedidos se los ve en las afueras de restaurantes y patios de comida de centros comerciales, según constantó este Diario en un recorrido.

Arturo, venezolano que lleva cuatro años en Ecuador, entró a trabajar en Rappi tras perder su trabajo en la construcción, en medio de la pandemia. Su jornada como repartidor empieza a las 10:00 de la mañana y se extiende a veces hasta la medianoche.

Sus ingresos suelen llegar a 100 dólares a la semana y de allí debe sacar para gasolina, algún repuesto por el desgaste de la moto, los gastos de su casa y enviar unos $ 20 para parte de su familia de Caracas.

“Hay una fuerte competencia”, señala Arturo en un momento de descanso, junto a otro joven venezolano que labora en el norte.

Entre los venezolanos que laboran con plataformas hay tecnólogos y profesionales que no han encontrado un puesto formal en el contraído mercado laboral ecuatoriano.

José, un tecnólogo oriundo de Caracas que trabaja por la zona de Samborondón, cuenta que en medio de esta crisis es lo único en lo que ha podido laborar. Para completar sus ingresos vende empanadas junto con su esposa en el tiempo en que no tiene pedidos.

Otros venezolanos que no cuentan con documentos en regla señalan que han tenido que alquilar los puestos a quienes tienen descargadas las aplicaciones con buena reputación en los repartos. (I)