La generación de electricidad en el Ecuador requiere anualmente la emisión de 1,93 millones de toneladas de CO2 al año. Adicionalmente habría que contabilizar todas las emisiones derivadas de la quema de combustibles fósiles para usos térmicos y de transporte.

Esto, según cifras del informe 2019 Factor de emisión de C02 del Sistema Nacional Interconectado de Ecuador, elaborado por la Comisión Técnica de determinación de Factores de Emisión de Gases de Efecto Invernadero (CTFE).

Para reducir este impacto, Ecuador presentó en el 2019 durante la 25.ª Cumbre del Cambio Climático de Naciones Unidas (COP25), en Madrid, un proyecto para lograr la descarbonización hasta el 2050 como recoge el Acuerdo de París.

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La iniciativa incluye varias estrategias anunciadas por el Gobierno, como fortalecer las áreas protegidas y ejercer más control a la deforestación y restauración natural.

Desde el sector empresarial también se ejercen acciones para reducir las emisiones, que en muchos casos significan importantes inversiones; una de estas es optar por sistemas fotovoltaicos con paneles solares para contribuir al incremento adicional de la eficiencia en el uso de energía en sus procesos productivos.

Una de las empresas que ofrecen este tipo de alternativas en Ecuador es Enercity.

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Francisco Navarro, su fundador y director general, mencionó que además del beneficio ambiental que estas generan también se traduce en ahorro, ya que al instalar un sistema fotovoltaico la factura por electricidad va a disminuir inmediatamente en el mes que la planta inicie su funcionamiento.

Navarro explica que la vida útil de las plantas solares es de por lo menos 25 años, por lo tanto, se asegura una tarifa eléctrica muy baja por un periodo de tiempo muy extenso, según el experto, quien señala que las plantas solares son inversiones rápidas de implementar y que están totalmente alineadas a esta iniciativa y que su beneficio puede ser medido de una forma fácil, rápida y exacta.

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Enercity fue fundada hace siete años en Ecuador con la idea de acelerar el traspaso de uso de energía renovable en la región y actualmente tiene operaciones también en Perú. Navarro asegura que desde hace tres años ve un crecimiento sostenido en la demanda de esta solución y han logrado colocar su producto en más de 200 clientes durante este periodo.

Una de ellas es Pinto, con la implementación de un sistema fotovoltaico con una planta de 300 kW, correspondiente al 50% de su demanda de energía de su planta en Otavalo (Imbabura), lo que ayudará a reducir la emisión de 297 toneladas anuales de CO2.

Otra es Provefrut, una empresa procesadora y exportadora de vegetales congelados, que también implementa un proyecto para diseñar un sistema de energía fotovoltaica para alimentar de energía limpia su planta de procesamiento ubicada en las faldas del volcán Cotopaxi, en Latacunga.

El plan arrancó en febrero pasado con el estudio del espacio de instalación, de generación y diseño, para luego pasar a la ingeniería definitiva y el inicio de la instalación. Se prevé que el proyecto se entregue a inicios de septiembre próximo. La planta de 1 MW se instalará en una hectárea y alimentará el 10% de la energía en sus procesos.

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En el 2017 la empresa, que actualmente cuenta con la certificación de carbono neutro otorgada por Servicios Ambientales Totales Sambito y la certificadora alemana TUV Rheinland; verificó que el cálculo de la huella de carbono llegó a ser de 1,29 (kg CO2e/kg producto).

J3M es otra empresa que ofrece este tipo de soluciones.

Uno de sus clientes es Banco Procredit, que colocó 48 paneles de 400 W que suman un total de 19,2 kW de potencia, que generan el 10% de la energía que utiliza el edificio matriz, lo que representa más de 30.000 kWh de energía eléctrica cada año.

Katarina Zdraljevic, jefa de la Unidad de Gestión Ambiental de Banco ProCredit, indicó que esto evitará la emisión a la atmósfera del equivalente a 5.825 kg de CO₂, en el mismo periodo.

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“La instalación de paneles solares es una de las medidas que van a contribuir al incremento adicional de la eficiencia en el uso de energía y reducción de las emisiones de CO2”, sostiene Zdraljevic, quien asegura que se están implementando otras medidas con el fin de reducir las emisiones, como jardines verticales y la renovación de la flota de autos eléctricos que este jueves se amplió con la adquisición de vehículos 6 Nissan LEAF 100% eléctricos, con lo que la institución logró que su flota esté compuesta en un 85% por automóviles sostenibles, entre eléctricos e híbridos, que evitan completamente el uso de combustibles fósiles.

Con esta adquisición, según Zdraljevic, se logra evitar la generación de cerca de 27.6t de CO2, lo que equivale a la siembra de aproximadamente 1.250 árboles.

Además, adelantó que analizan las alternativas adecuadas para expandir la iniciativa de energía limpia a otras sucursales del banco.

Banco Procredit es parte de los 58 proyectos renovables que la empresa J3M ha impulsado en el sector inmobiliario, del turismo, industria alimentaria, banca y seguros, según su director ejecutivo, Juan José del Valle, quien recuerda que la compañía se creó en el 2018, como respuesta urgente a la emergencia climática.

Del Valle cuenta que además coincidió con la publicación de un informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en el que se advertía sobre los graves impactos que tendría un calentamiento global más allá de los 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.

“En ese mismo año (2018), la Agencia de Regulación y Control de la Electricidad del Ecuador publicó la regulación Arconel 003/18, que permitía por primera vez a los consumidores de energía eléctrica la posibilidad de autogenerar su propia energía mediante tecnología solar”, recuerda el empresario, quien coincide con Navarro en asegurar que las ventajas de la energía solar tienen un impacto económico y ambiental, aunque también suma el factor social.

La empresa J3M ha impulsado hasta ahora 58 proyectos renovables en el sector inmobiliario, del turismo, industria alimentaria, banca y seguros, según su director ejecutivo, Juan José del Valle. Foto: J3M

Esto, según el director ejecutivo de J3M, debido a que la tecnología fotovoltaica es la más democrática de las energías limpias, la que más empleos verdes y mayor riqueza local genera.

Pero cuáles serían los rangos de inversión de las empresas, según su tamaño, para implementar estos sistemas. Del Valle revela que la inversión para un proyecto de buena calidad de equipos y una vida útil superior a 30 años puede oscilar entre los $ 10.000, para un pequeño sistema de unos 6 kW, y los $ 850.000, para 1.000 kW de potencia.

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Asegura que cuanto más grande sea la potencia del sistema, menor es el costo unitario de este por economías de escala.

“El rango de la inversión depende fundamentalmente de cuánta energía consume la empresa, pero también de su estrategia y la velocidad con la que desea convertirse en carbono neutro”, analiza Del Valle.

Navarro añade que el monto de la inversión depende mucho de la industria y del perfil energético de cada una. Indica que una empresa que usa mucha energía durante las horas de sol va a tener un porcentaje de reemplazo mayor que una que trabaja durante las noches o en horarios 24/7.

Asegura que Enercity está logrando que los clientes lleguen a un promedio de 30% de reemplazo.

“Las inversiones promedio bordean los $ 800.000 para empresas grandes consumidoras de energía, $ 350.000 para empresas medianas y $ 50.000 para empresas de bajo consumo eléctrico, pero mucho dependerá de las características de cada una de ellas”, explica el director general de Enercity, quien además expone la situación de Ecuador respecto de la región en este ámbito.

Indica que Colombia tiene un plan para aumentar 50 veces su capacidad instalada y llegar a 2.500 MW para 2022. Mientras, en Perú se ejecutaron, solo en el 2020, siete centrales solares que suman 280 MW. En tanto que en el mismo año Ecuador tuvo una capacidad instalada de 26,7 MW, y se prevé que el crecimiento del segmento solar durante la década se sitúe entre el 8% y el 9% anual.