Mónica Ospina, fundadora de O Trade, entidad interesada en diseñar soluciones de desarrollo socioeconómico para la disminución del conflicto entre empresas privadas y comunidades, y profesora de Responsabilidad Social de la universidad de Toronto, está en el país y conversó con representantes de la industria minera en un evento organizado por Seminarium. El diálogo versó sobre los factores que deben tomar en cuenta las empresas para realizar un exitoso acercamiento a las comunidades. Para Ospina, Ecuador está justamente en el momento clave en el que un acercamiento correcto puede hacer la diferencia.

De su experiencia con comunidades, ¿cuáles son los mitos comunes desde la comunidad hacia la industria minera?

En mi carrera llevo 20 años de caminar comunidades en muchos países, y se ve que hay un miedo muy grande y una incertidumbre sobre qué esperar de la industria. Lo único que pueden asociar a la industria son empleos, pero hay más. También hay temas que les preocupa: cómo va a cambiar mi calidad de vida, mi ecosistema, la cultura de mi región, mi tradición y qué tanto impacto habrá. Uno de los retos de la industria debe ser hablar claramente con las comunidades. Siempre queremos hablar de los beneficios, pero también hay que hablar de los impactos. A las comunidades las hemos subestimado, pensamos que no pueden hacer un análisis con nosotros. A su vez, las comunidades también quieren vernos como algo malo, pero tampoco nos dan la oportunidad de contar lo que puede venir.

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¿Cómo deben acercarse las empresas a las comunidades, qué deben tomar en cuenta?

Una parte de educar a las empresas es señalar que es responsabilidad de las industrias hacer un estudio de impacto social. En Ecuador no lo estamos haciendo. Y esto es mandatorio, pues cuando se hace este tipo de estudio, la empresa va a ser honesta sobre su impacto técnico y también sobre los beneficios que traerá. Cuando en minería se genera confianza en la comunidad está la posibilidad de construir el proyecto juntos.

Resulta difícil en Ecuador, en donde ya existe una mala percepción de las empresas y se habla de un dilema “el oro o el agua”. ¿Cómo enfrentar esto entonces?

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Me encanta esa pregunta. Desafortunadamente, en el desentendimiento estamos poniendo una presión en el “o”. “O sopa o arroz”. “O quieres a tu papá o quieres a tu mamá”. Tú no avanzas cuando pones al “o” en la ecuación. Pero si dices “y”, si hablamos de agua y oro, y desarrollo y empleo, y oportunidades y escuelas, el proceso mejora. La pregunta que debemos responder es ¿cómo vas a hacer la minería?, no si vas a hacer minería. Si yo soy comunidad y sé que lo vas a hacer con tecnología limpia y si vas a contar con la participación de la comunidad, si vas a transparentar los beneficios y también los impactos, voy a querer construirla contigo, empresa. Debemos movernos a ese concepto.

¿Cómo debe abordar la empresa el tema de los derechos de las comunidades?

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En mi experiencia una de las cosas más importantes como empresa, hay que empezar en las primeras interacciones por reconocer los derechos de las comunidades. No perdamos tiempo, reconozcamos sus derechos. Y si estamos en un territorio indígena, tienen un derecho adicional, es importante decirles que sabemos de sus derechos y que también conocemos nuestros derechos. Eso es una experiencia lindísima. Así la comunidad se educa y se da cuenta de que eres consciente y que quieres hacer las cosas bien.

Pero también hay responsabilidades desde las comunidades, como por ejemplo el tema de generar recursos...

Aquí hay una cosa que debemos ser claros. Se le ve a la industria como una herramienta para el empleo. En las comunidades donde hay pobreza, es un factor que influye para aceptar. Pero hay otras cosas que son importantes y que hace parte de educar a las comunidades, para que entiendan la decisión que van a tomar. La industria no debe educar para que me digan que sí, sino que tomen una decisión educada. Sacrificamos un pedacito de tierra para sacar los minerales y los beneficios se llevan a muchos lugares. Eso es lo ideal.

¿A dónde deben ir las regalías de la industria minera?

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Las regalías son un tema muy delicado, pues ahí se materializa la confianza hacia el Estado. Las regalías funcionan bien cuando las comunidades impactadas tienen una participación de eso. Hay que distribuir de manera adecuada. Las regalías deben empezar en el área del impacto para que las condiciones sean mejores que antes de que llegara la industria. Luego deben llegar a la región y al país entero. Es como la mamá que dice todos vamos a comer, pero empezamos por el más chiquito. El Estado tiene ahí una responsabilidad muy grande.

En la ecuación, a más de las comunidades están los activistas y antimineros, ¿cómo acercarse a ellos?

No es correcto ir en contra de quien no está de acuerdo contigo. El deber de la industria es poder conversar sobre qué no gusta, cuáles son los problemas. Muchas veces las respuestas nacen de la pasión y no de la razón. En Ecuador he visto mucha gente apasionada y no educada en su razón. Si a mí me preguntas si estoy en contra de la minería que usa a personas en condiciones de esclavitud, yo me opondré. Pero si estoy en contra de toda la industria minera en general, no estoy bien, pues se trata de una industria estricta en temas de salud, alimentación, entre otros. Ahí no estoy actuando de manera educada. (I)