Era abril del 2017, el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE) recién entraba al cuarto mes de vigencia desde que empezó a regir el 1 de enero de ese año, pero la expectativa ya se sentía en un sector: el automotor, con la promesa de carros europeos más baratos para Ecuador por la desgravación de aranceles. Sin embargo, no era un beneficio inmediato, el arancel que para ese tiempo era del 40 % para los vehículos ensamblados en Europa bajaría el 5 % anual y había que esperar siete años para que quedara en cero. Parecía lejos, las marcas hacían sus proyecciones, preparaban ferias, arriesgados planes comerciales y estrategias para ganar mercado mientras tanto.