"El sicariato viene de Roma, (de) los sicas (hombres dagas) que eran los que mataban a las personas en el congreso romano", dice Ricardo Camacho Zeas, analista de seguridad, sobre el origen del sicariato, este delito con el que se termina con la vida de una persona a cambio de recibir una remuneración económica, compensación o alguna otra retribución.

En otras localidades se lo considera también un asesinato u homicidio agravado porque igual termina con la vida de otra persona.

Camacho cuenta que en Latinoamérica el sicariato cobró renombre en Colombia con Pablo Escobar, considerado el narcotraficante más grande que tuvo Colombia y quien era el líder del cartel de Medellín.

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"Pablo Escobar se da cuenta que tiene un montón de gente que quiere salir a trabajar con él, salir de la pobreza, y les enseña a disparar. Él dice: 'si estos aprenden a disparar, puedo tener un ejército propio, unas personas que me defiendan, y si quiero matar a alguien, ya no necesito buscar en otros países, ya tengo mi propia fuerza de trabajo'. Un poco los especializa Pablo Escobar y aparecen en moto, como principal medio (de transporte) de los sicarios", cuenta Camacho.

Para él, el sicariato es un tema que hay que tenerlo bajo control. "El momento en que el sicariato cambiara y afecte a los civiles (que los maten por ir en busca del objetivo o por estar con la víctima como en México), entonces el 'ajuste de cuenta' sería un grave problema para los ecuatorianos",

Agrega que actualmente el problema más grave en seguridad para los ecuatorianos es el accionar de la delincuencia común y de la delincuencia organizada que hay en ciudades como Guayaquil y Quito. "En un vehículo persiguen a cinco chicas para robarles, entran a una casa, tienda o restaurante y les roban... no puedes andar tranquilo porque esta delincuencia común, organizada, causa un grave daño".

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Resalta que en el caso de los sicariatos en Ecuador, por lo general, no aparecen los autores intelectuales y en muchos casos tampoco aparecen los autores materiales (los que ejecutan la acción).

Con él coincide Daniel Pontón, analista en seguridad y docente de la Facultad de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). "No es una violencia común, no es que una persona que tomado se puso a discutir y terminó matándose, que es un tema que se puede prevenir. No es cualquier tipo de homicidio o asesinato", expone.

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"De pronto, aquí (en los sicariatos) hay una mente criminal planificadora. Por un lado está el que ejecuta, el intermediario, y la mente que está detrás de esto. La justicia tiene que dar con quién está detrás del asesinato por encargo y eso complica más, porque el asesinato por encargo, como trabajo profesional, busca eliminar pistas, evidencias, y hace que el tema sea complejo", menciona Pontón.

Y agrega una dificultad: el trabajo de control del Estado en prevención y sanción, ya que estas prácticas pueden "calar muy a fondo en un contexto que a veces, como el actual, es bastante adverso social y económicamente".

Pontón resalta que en los sicariatos se vuelve difícil determinar quién o quiénes son los autores y por eso hay impunidad (no se castiga o se sanciona al responsable).

"En el caso del señor (Efraín) Ruales (asesinado el 27 de enero), fue un estudio previo claramente determinado, sabía bien la rutina de la persona, sabía que tenía carro blindado y dispararon en áreas donde el carro tenía vulnerabilidades; tenía conocimiento pleno de la vulnerabilidad de la víctima; y se ejecutó donde había poca visibilización. Por otro lado, se trató de desaparecer evidencia; eso también tirando señuelos u objetos distractores a la Policía para ganar tiempo, huir, quedar en anonimato, esperando que las cosas se enfríen", explica sobre uno de los últimos hechos de sicariatos.

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El que el arma con la que mataron a Ruales haya sido utilizada en cuatro ataques más, demuestra que hay una persona ofreciendo el ‘servicio’ sistemático (reiterativo) "y que está repitiendo esto de una manera sistemática (que se convierte en problema o fenómeno social)", alerta Pontón.

La Fiscalía dice que también hay un 'cuello de botella' a la hora de comprobar el pago o la compensación económica para que sea sicariato como tal. Adicional, los detenidos no suelen decir quién los contrató o estos fueron buscados por intermediarios. En la edición de mañana, un fiscal expone las trabas que se presentan. (I)