La fachada de la concesionaria de la avenida Pedro Menéndez Gilbert dejó de exhibir la marca Chevrolet y sus colores distintivos. En lugar del azul predomina ahora el negro y el nombre de Autolasa.

El tradicional concesionario que por 36 años vendió vehículos de esa marca estadounidense, que en Guayas aglutinó una participación importante en las ventas, culminó su relación con Chevrolet.

Tenía la oportunidad de renovar el contrato de distribución, pero los directivos de Autolasa decidieron no hacerlo y cambiar la estrategia, pasar de ser un concesionario monomarca a uno multimarca. La decisión se inclinó por iniciar con cuatro marcas chinas (Chery, Dongfeng, GAC, JAC).

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Wilson Galarza, gerente de Autolasa, explica que las preferencias en el mercado ecuatoriano han cambiado. El consumidor está apostando más por vehículos que llegan del mercado chino. “Lo que hemos hecho es adaptarnos a lo que el público demanda, a la situación del mercado”, dice Galarza, quien cree que hoy hay marcas chinas al mismo nivel que las tradicionales.

Este cambio, se refleja en el comportamiento de las ventas. Ya los carros de origen chino, que hace cinco años tenían una cuota pequeña, dominan el mercado, por encima de los ensamblados en Ecuador. De enero a diciembre del 2020, los vehículos chinos alcanzaron el 25,6% del total de las ventas del mercado ecuatoriano con 20.871 unidades, según la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae).

Los vehículos ensamblados en Ecuador presentan una participación del 16%, es decir, han perdido 2 puntos en relación con diciembre 2019, que fue 18%.

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El boom de los autos chinos está apalancado por una producción de gran escala de vehículos que hace que sus costos sean bajos y que por lo tanto pueden llegar a los mercados con precios muy competitivos.

En Ecuador se estima que hay más de 40 marcas chinas de autos, camionetas, todoterreno y camiones y al menos tres ya están metidas al cierre del 2020 entre las 10 más vendidas (Great Wall, JAC, Chery). Las opciones chinas van desde $ 12.990.

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A medida que avanzan las ventas, los puntos de comercialización han ido aumentando. JAC Autos, por ejemplo, sumó en el último trimestre un concesionario en la ciudad portuaria de Manta como parte de su estrategia de expansión.

Felipe Isch, gerente comercial JAC Autos, señala que con esta apertura suman 12 puntos a escala nacional.

Vendedores refieren que el hecho de que empresas tradicionales se hayan involucrado en la distribución y venta de carros chinos ha abonado confianza en el consumidor. En ese grupo está Maresa que en los últimos años pasó de ensamblador de Mazda a una firma multimarca. En su portafolio tiene a Dongfeng y Chery.

En el mercado se indica que el consumidor rompió barreras que existían para la compra de vehículos de procedencia china, porque a más de los precios bajos ahora ve una red de concesionarios para el servicio posventa. Además, en Ecuador ya se ensamblan carros con componentes chinos.

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"Un factor que permitió que esa barrera se rompa fue precisamente el ensamblaje de vehículos de marcas chinas que se inició en el 2013, generando confianza en el consumidor por el buen manejo de marca, disponibilidad de repuestos, entre otras", indica David Molina, director ejecutivo de Cinae.

A diferencia del crecimiento que registra el comercio de autos chinos, la industria automotriz local atraviesa su peor crisis desde la dolarización. Molina dice que la pérdida de participación de mercado es la consecuencia de la pérdida de competitividad por las altas cargas tributarias que se generan en la cadena, sumado a la baja de los volúmenes.

Esta carga tributaria se da en los siguientes rubros: arancel del 10% - 13% para los CKD en proyectos vigentes (proyectos nuevos pagan 0%), aranceles en materias prima e insumos para los fabricantes de autopartes e ISD en importación de CKD y materias primas que son devueltos, como determina Ley, y como ocurre en las otras industrias.