La suspensión de clases presenciales como consecuencia de la pandemia de COVID-19 afectó profundamente los sistemas educativos de América Latina y el Caribe, y puso en riesgo los avances alcanzados en torno al cumplimiento de las metas establecidas en la Agenda de Educación 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Un reciente informe titulado: Reabrir las escuelas en América Latina y el Caribe: Claves, desafíos y dilemas para planificar el retorno seguro a las clases presenciales, una contribución de la Unesco y del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) enfatizan que las brechas en los sistemas educativos se agudizarán si no se prioriza a la educación dentro de los planes de respuesta a la pandemia de COVID-19.

El documento afirma que las poblaciones más vulnerables se han visto más afectadas por esta situación, lo cual acrecentó las brechas preexistentes.

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“Los países de la región llevaron a cabo enormes esfuerzos para garantizar la continuidad de los aprendizajes. Sin embargo, se ven limitados por los desafíos que presenta este contexto inédito de crisis ”, señala el informe.

Sabine Riegle-Aubourg, jefa de la División de Educación del BID dice que este reporte es clave y es una voz de alerta y “un llamado de atención acerca de la imperiosa necesidad de planificar cuidadosamente las políticas educativas.”

Ante este escenario, la Unesco y el BID analizaron en su informe las posibilidades, restricciones y necesidades que enfrentarán los países de la región en el proceso del regreso a las clases presenciales, considerando cinco dimensiones.
La primera comprende las escuelas seguras en el marco de la infraestructura escolar y el acceso al agua y saneamiento. El informe dice que la mayoría de las escuelas de los países de la región no cuentan con las condiciones de tamaño de aulas que permita el cumplimiento de los protocolos de distanciamiento físico para un regreso presencial a clases.

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Aproximadamente 3,1 millones de estudiantes de nivel primario no tienen acceso a servicios de agua potable en el hogar ni en la escuela. Los organismos dicen que es urgente que los países de la región inviertan en mejorar el estado de la infraestructura escolar para ofrecer condiciones básicas de saneamiento e higiene.

Los recursos humanos en cuanto a directores y docentes es el segundo desafío. Las dificultades para regresar a clases presenciales de algunos docentes y la implementación de modelos híbridos pueden implicar la necesidad de incorporar nuevos docentes.

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Sin embargo, los entes aseguran que incluso antes de la pandemia, muchos países enfrentaban ya una escasez de personal educativo, por lo dicen que la región requiere de una cuidada planificación de la demanda y oferta de docentes para el regreso presencial.

Un tercer reto es la educación remota y el acceso a internet. El recurso más utilizado en la región para la educación remota e híbrida han sido las plataformas en línea (85% de los países las han utilizado). Sin embargo, esto presenta un enorme desafío para la continuidad pedagógica, especialmente en zonas rurales. El retorno a las clases presenciales, posiblemente a través de formatos híbridos, no presenta un escenario alentador. El informe dice que el desafío está en desarrollar una propuesta educativa que integre las desiguales experiencias educativas de este año y recupere a quienes no han vuelto a las escuelas.

El financiamiento de la educación es el cuarto desafío que plantea el documento y dice que las enormes desigualdades para el regreso presencial a clases ponen en foco la necesidad de incorporar criterios de equidad y de priorización de poblaciones vulnerables. Los organismos sugieren el financiamiento de la educación, así como una asignación de recursos equitativa y eficiente.

En quinto lugar está el reto de la Información y Planificación. El documento dice que los ministerios de educación requieren sistemas de información para la gestión educativa (SIGED) que permitan planificar, formular y administrar estas estrategia y dejar de utilizar formatos físicos para el levantamiento de datos.

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“Este diagnóstico da cuenta de los desafíos que enfrentan los sistemas educativos de la región... hoy, más que nunca, es preciso mantener los compromisos con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y su Objetivo 4. Una inversión suficiente, oportuna y eficiente será indispensable para reducir los impactos actuales y futuros de la pandemia en la educación y evitar una catástrofe generacional”, dice Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREAL) de la Unesco. (I)