Incluso antes de la aparición del COVID-19 los jóvenes ya se enfrentaban a un mercado de trabajo difícil. Los jóvenes de entre 14 y 24 años tenían tres veces más probabilidades de estar desempleados que los que tienen 25 años o más.

Sin embargo, la crisis económica provocada por la pandemia creó más obstáculos para los jóvenes en el mercado laboral y empeorará las cifras para este grupo etario.

Esta es una de las conclusiones del informe Los jóvenes y el COVID-19, publicado por la Organización Internacional de Trabajo (OIT). El documento refiere que la falta de vacantes conducirá a transiciones más largas de la escuela al trabajo.

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Antes de la pandemia, 178 millones de jóvenes a nivel mundial estaban empleados en los sectores más afectados por la crisis, como servicios de hotelería y de alimentación, el comercio al por mayor y menor, la fabricación, la inmobiliaria y otras actividades comerciales, según la OIT.

En Ecuador 70.165 personas de 25 años o menos quedaron desempleadas entre marzo y julio de este año, según el Ministerio del Trabajo. La cantidad de despedidos solo incluye a los que tenían un empleo formal. A los despedidos se suman los jóvenes que buscan trabajo, pero no lo encuentran.

Gilda Ortiz tiene 22 años. Antes del COVID-19 trabajaba en un hotel del centro de Guayaquil. Se encargaba de ser guía de los turistas y vender paquetes turísticos. En abril la despidieron. Cuenta que sus exjefes mantienen contacto frecuente con ella. Ellos quieren volver a contratarla, pero la afluencia de visitantes hace eso ‘imposible’.

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Su situación se volvió más compleja, ya que en medio de la pandemia se embarazó. El único ingreso lo provee su novio. Tiene esperanza de que con el anuncio de la efectividad de las vacunas y que estas llegarían al país desde enero pueda conseguir trabajo.

Según la OIT, uno de cada seis jóvenes de entre 18 y 29 años había dejado de trabajar desde el inicio de la pandemia y que la recuperación de puestos de trabajo en este segmento es bastante lenta. Además, afirma que los jóvenes también han sido impactados por la imposición de licencias involuntarias.

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Los ingresos de los jóvenes que tienen trabajo también disminuyeron, ya que se les redujeron las horas de trabajo. Luis Mora tiene 23 años y trabaja en una factoría en Machala, El Oro. Cuenta que desde agosto pasado la empresa decidió realizar un recorte de salarios y de personal.

Por suerte, dice, él no fue despedido, pero le redujeron el salario. Indica que recibe $ 200 menos al mes. Hay el compromiso de la empresa de que el siguiente año “igualará” los ingresos, pero todo “dependerá” de la economía y del “virus”.

Las reducciones de las horas trabajadas, de ingresos y de la productividad autoevaluada son mayores en los países de ingresos bajos y medios-bajos como Ecuador. El 67 % de trabajadores en las naciones de ingresos bajos sufrió una reducción parcial o total de sus horas de trabajo en comparación con el 54 % de países con ingresos medios-bajos y el 46 % en países con rubros altos, añade la OIT.

Otra de las preocupaciones del ente internacional es que hay un incremento de las horas de trabajo en los jóvenes y dificultades para “desconectarse” de sus labores: “Aunque la encuesta no diferenció entre teletrabajo u otras modalidades, el aumento de horas puede indicar dificultades para la desconexión”. (I)

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