El embarazo adolescente complica la vida de miles de jóvenes y reproduce la pobreza en Latinoamérica, además de generar a los países gastos millonarios que podrían evitarse, advierte la ONU en un estudio presentado este miércoles.

"El embarazo en la adolescencia y la maternidad temprana son fenómenos que impactan fuertemente en la trayectoria de vida de miles de mujeres en América Latina", señala el informe del Fondo de Naciones Unidas para la Población (UNFPA).

Los efectos de esos embarazos precoces "son múltiples y se extienden tanto al nivel de la educación como del mercado laboral, de la salud e incluso de las economías nacionales", añade el documento.

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"El embarazo adolescente es una fábrica de pobres en América Latina", dice a la AFP Federico Tobar, asesor regional del UNFPA.

Según un informe de UNFPA, el embarazo adolescente en Latinoamérica y el Caribe genera costos a los Estados que suponen, en promedio, el 0,35 % del Producto Interno Bruto (PIB) o 1.242 millones de dólares anuales por país.

Y los efectos de la pandemia del COVID-19 en curso se estiman "entre 400.000 y 500.000 embarazos adolescentes adicionales que se van a registrar el año que viene", y que tendrán un "costo marginal" para América Latina y el Caribe de "alrededor de 600 millones de dólares", dijo Tobar.

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Esto por restricciones de acceso a anticonceptivos por factores económicos o por falta de oferta, o por abusos sexuales, especialmente en menores de 15 años, explicó el funcionario.

El estudio titulado "Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en seis países de América Latina y el Caribe", analiza la situación de Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Paraguay.

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Gastos millonarios

El estudio también detalla los costos que implican para los países latinoamericanos el tratamiento de los embarazos en adolescentes.

UNFPA advierte sobre la pérdida de ingresos que supone para los estados, ya que el embarazo en la adolescencia compromete la participación de estas mujeres en el mercado laboral y su aporte al sistema tributario.

Los seis países del informe "tienen un costo vinculado al embarazo adolescente y la maternidad temprana de alrededor de 1.242 millones de dólares, lo que equivale a 0,35% del PIB de estos países", afirma Tobar.

El informe detalla que en 2018 los seis países estudiados dejaron de recaudar 746 millones de dólares en impuestos, unos 110 dólares por mujer, ya que las madres adolescentes pagan menos tributos y tienen menor consumo debido a sus condiciones sociales y laborales.

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"Si consiguiéramos prevenir el embarazo adolescente todos ganan, gana el Estado, el sistema de salud, la recaudación, pero fundamentalmente ganarían las mujeres y sus hijos porque estamos asumiendo que la gran mayoría de esos chicos van a vivir bajo la línea de pobreza", señala Tobar.

Falta de educación sexual

Según UNFPA, Latinoamérica presenta la segunda tasa de fecundidad (66,5 por cada 1.000) más alta del mundo entre mujeres de 15 a 19 años.

República Dominicana (100,6 por cada 1.000), Nicaragua (92,8), Guyana (90,1), Guatemala (84), Guyana francesa (82,6), Venezuela (80,9) y Panamá (78,5) presentan las tasas más altas.

De los seis países del informe el índice mayor lo presenta Guatemala (84), seguido de Ecuador (77), México (66), Argentina (64), Paraguay (60) y Colombia (57).

Según los especialistas, el embarazo temprano en América Latina tiene varias aristas, aunque principalmente se debe a la ausencia de una educación sexual integral, al desconocimiento, la falta de acceso a métodos anticonceptivos y barreras culturales.

En muchos países está prohibido, incluso, que las instituciones públicas entreguen esos métodos anticonceptivos, denuncia UNFPA.

"La mayoría de adolescentes tienen su inicio sexual sin usar anticonceptivos", lamenta Tobar.

El embarazo en la adolescencia en Ecuador

En 2018, Ecuador destinó un gasto de $ 76,904,366 millones para la atención en salud de los embarazos de niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años, de acuerdo con los datos oficiales del Ministerio de Salud Pública.

El 75 % de este gasto ($ 58,053,612 millones) correspondió a la atención de 61,905 partos de adolescentes, de los cuales 42,927 fueron partos vaginales y 18,978 fueron cesáreas. Los cuidados prenatales concentraron el 23% del gasto ($ 18,006,980 millones), el cual se destinó principalmente a la atención de los controles de rigor

Para la atención de complicaciones obstétricas se destinaron $ 695,709 millones (1 % del gasto total), lo que incluyó principalmente atenciones de la eclampsia o preclamsia grave, la sepsis puerperal y la hemorragia, tanto antes como después del parto.

Si bien también se realizaron otras atenciones como las intervenciones del recién nacido y la atención de otras afecciones de la maternidad, estas tuvieron un gasto menor al 0.2% del total. Entre el total de embarazos en adolescentes, el Estado debe enfocar sus esfuerzos en prevenir aquellos que se identifican como no intencionados.

Si se asume que como mínimo el 71.7% de los nacidos vivos de las adolescentes entre 10 y 19 años fueron resultado de embarazos no intencionados, se tiene que el Estado ecuatoriano podría haber ahorrado al menos $ 55,136,191 millones, los cuales se podrían reinvertir en la estrategia o plan de prevención de embarazos adolescentes. (I)