La diversidad de expresiones artísticas es el atractivo diferenciador de San Antonio de Ibarra, la única parroquia rural del país que ha conseguido la designación de Pueblo Mágico.

"En el polígono de intervencion tenemos una variedad de muestras, es una verdadera galería permanente de arte por el tema de esculturas, tallados en madera, artesanías en cerámica, pintura, son varias manifestaciones artísticas lo que hace a esta parroquia diferente", afirma Andrés Mejía, director de Desarrollo Económico y Turismo del cantón Ibarra.

Esta Municipalidad fue la que justamente hizo la postulación de esta parroquia rural.

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"Contar con una dirección de desarrollo económico que cuenta con una unidad de turismo fue una ventaja ya que este es uno de los requisitos para ser Pueblo Mágico", explica Mejía.

A esto se suma un plan de recolección de desechos sólidos, de seguridad ciudadana. "Todo esto debe articularse y hasta generar nuevos proyectos si es necesario para poder postular", indica el funcionario.

Este tipo de denominaciones, asegura Mejía, da ventaja frente al resto de destinos del país. "La parte promocional que hará el Ministerio de Turismo generará más recursos para este tema de divulgar a los Pueblos Mágicos".

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El reconomiento puede convertirse en un empoderamienta de los ciudadanos de la parroquia, dice Mejía.

El eje del plan de capacitación desarrollado incluye impartir inglés, la atención y calidad de los servicios turísticos y generar guías locales.

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San Antonio está a diez minutos de la cabecera cantonal y tiene una oferta hotelera amplia de haciendas por lo que otro de los objetivos es convertirlo en un destino para celebrar bodas.

"La parroquia rural cuenta con 5o plazas de alojamiento directas pero al estar cerca de Ibarra pues se cuenta allí con mil camas más disponibles, no estamos a distancias muy largas", explica Mejía. (I)