La Sagrada Penitenciaría Apostólica, por mandato especial del papa Francisco, estableció que ante la pandemia del COVID-19 que afecta al mundo desde enero se otorguen indulgencias a los fieles fallecidos, así como a los feligreses que no puedan visitar los cementerios por las restricciones que se han dado en varios lugares.

El próximo 2 de noviembre se recordará el Día de los Fieles Difuntos donde millones de personas participan en celebraciones eucarísticas en que se recuerda a los fallecidos y se pide por el descanso de sus almas.

De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia católica, la indulgencia es "la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia".

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Una indulgencia plenaria se entiende como la eliminación total de la pena por los pecados cometidos, mientras que también existe indulgencia parcial la cual la establece por tiempo.

En el decreto de la Penitenciaría, se indica que se otorgará indulgencia plenaria a quienes visiten el cementerio o recen por los difuntos aunque solo sea mentalmente en los días del 1 al 8 de noviembre, aunque podrá ser trasladada a otros días de ese mes, elegidos por el fiel aunque también pueden ser independientes y no seguidos.

La indulgencia plenaria del 2 de noviembre podrá ser transferida a un domingo anterior o posterior o al día de la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) o también a otro día de noviembre. Para esto se debe visitar una iglesia u oratorio y recitar allí el Padre Nuestro y el Credo.

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"Los ancianos, los enfermos y todos aquellos que por motivos graves no puedan salir de casa podrán obtener la indulgencia plenaria siempre que se unan espiritualmente a todos los demás fieles, completamente desapegados del pecado y con la intención de cumplir cuanto antes las tres condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), ante una imagen de Jesús o de la Santísima Virgen María", dice el decreto.

Además que recen oraciones piadosas por los difuntos (laudes y vísperas del oficio de Difuntos), rosario mariano, la corona de la Divina Misericordia o se dediquen a la lectura meditada de alguno de los pasajes del Evangelio propuestos por la liturgia de los difuntos. También quienes realicen obras de misericordia donde ofrezcan a Dios sus dolores.

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A los sacerdotes se invita a celebrar tres veces la misa en el Día de los Difuntos para ayudar a las almas del purgatorio. (I)