Hace medio siglo, aún era normal ver bandadas de papagayos de Guayaquil sobrevolando la ciudad o los bosques cercanos a la urbe. Ahora esto es casi imposible. La subespecie, de la que se cree hay unas 60 unidades en vida silvestre, se vio afectada por la destrucción de su hábitat y la caza, para ser comercializada como mascota o alimento.

"Cuando comencé a trabajar en la conservación de los bosques nativos de Guayaquil, hace 25 anos, veía bandadas de hasta 13 guacamayos verde mayor. En los últimos años, cero", dice Eric Horstman, director ejecutivo de la fundación Probosque, a cargo de Cerro Blanco. Él señala que sucede por los cortes en la Cordillera Chongón, por la conversión de los últimos remanentes de bosque.

Hay fundaciones que luchan hace años para criarla y reinsertarla en los bosques del país. En marzo pasado, por ejemplo, se dio la cuarta liberación de aves en la costa, gracias al trabajo de la Fundación Jambelí, Fundación Jocotoco y otras entidades.

Publicidad

Para Horstman, es importante trabajar a nivel de paisaje, afuera incluso de los actuales áreas protegidas y hacer un trabajo de identificación y protección de los sitios donde duermen, se alimentan y anidan las aves. También empoderar a la gente que vive cerca o dentro del habitat de los Papagayos de Guayaquil, para que ayude a protegerlos en cambio de apoyo a sus comunidades.