Ecuador es el segundo país, después de Guatemala, con los mayores índices de desnutrición crónica en niños de 0 a 5 años en América Latina y el Caribe con el 23 % y que podría ascender al 27 % por los estragos del COVID-19.

La pobre alimentación genera deficiencia en el desarrollo cerebral, reducción en la motricidad fina y gruesa, dificultad en el aprendizaje.

Para intentar reducir estas cifras, María Alejandra Muñoz, vicepresidenta del país, junto a la cooperación internacional y la empresa privada, busca implementar una estrategia “agresiva” en los seis cantones con los índices de desnutrición infantil más altos: Santa Elena, La Libertad, Guamote, Guaranda, Taisha y Arajuno. 30 646 niños serían beneficiados.

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¿Por qué escogió como principal objetivo reducir la desnutrición crónica infantil?

El virus vino a atrasarnos diez años en términos de ir reduciendo brechas sociales. La desnutrición crónica infantil es un tema bastante superado en nuestra región, pero Ecuador registra índices elevados. Esto es un problema no resuelto y que involucra a Gobiernos, sociedad civil, academia, la cooperación internacional.

¿Por qué a estos sectores? Porque la desnutrición es la primera discusión ética que debe tener el país, ya que cuando la desnutrición limita el crecimiento de una persona, la estamos condenando a vivir en la pobreza y, además, que se siga extendiendo el círculo de la pobreza.

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Si decimos que tenemos entre el 23 % y 25 % de niños con desnutrición crónica, estamos diciendo que tenemos a una población comprometida en términos de progreso. Hay que volver hablar de los temas que son fundamentales para el desarrollo del país.

El Gobierno pidió a las Naciones Unidas colaboración para saber cuál es el impacto del COVID-19 en el tejido social. ¿Cuáles fueron los resultados?

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Lo primero que nos encontramos es que cerca de doce millones de atenciones en salud que se dejaron de hacer y están relacionadas con la prevención, nutrición, con madres lactantes o en periodo de gestación. En los meses de (mayor pico en) pandemia las madres no acudieron a realizarse sus chequeos, todos los niños de primeros meses no acudieron a ponerse sus vacunas.

La medición que se realizó también nos indica que hay la posibilidad de que (en Ecuador) haya 800 000 nuevos pobres extremos para 2021 con riesgo de seguridad alimentaria.

¿En qué consiste el plan ‘agresivo’ que usted impulsa?

Hay que tener claro que los daños están, pero hay que desacelerarlos, ya que no sabemos cuándo terminará la pandemia. En esa línea, la Vicepresidencia en coordinación con otras instituciones sanitarias, sociales, la Secretaría Técnica del Plan Toda una vida y la cooperación internacional diseñamos una intervención urgente en seis cantones de cinco provincias (Morona Santiago, Pastaza, Santa Elena, Chimborazo y Bolívar).

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En estas zonas los índices de desnutrición están por encima del promedio nacional, por ejemplo, Santa Elena tiene 37 %. Lo trataremos con dos grandes paquetes. El primero que es el de la madre que tiene relación con toda la atención prenatal, alimentación, consejería y los controles del embarazo.

El segundo es el del niño que tiene relación con vacunas de inicio más la vitamina A que se da en cuatro dosis, consejería, información sobre cómo alimentarlos, lactancia y controles. Queremos garantizar, con la ayuda de la cooperación internacional, que los niños en pobreza y extrema pobreza tengan alimento.

Nosotros también vamos a implementar un modelo de articulación intersectorial a nivel nacional y en el territorio con los Gobiernos Autónomos Descentralizados para ejecutar acciones conjuntas que permitan el combate y la erradicación de la desnutrición crónica infantil. Este plan lo hemos replicado de una estrategia exitosa implementada en Perú, en Huancavelica.

Además, (en Ecuador) hay hambre y hay que combatirla. Estamos implementando comedores comunitarios en zonas de mayor riesgo, con apoyo de la sociedad civil, de la empresa privada y avalados por las Naciones Unidas. Hay sectores donde no hay los alimentos suficientes o hay demasiada pérdida de empleos.

También estamos coordinando para que empresas privadas se hagan cargo de grupos de 15o niños y que les garanticen su alimentación y nutrición durante tres años con asistencia de Naciones Unidas y del Banco de Alimentos.

Para las familias a las que no podamos llegar es necesario hablar de bonos. El presidente Lenín Moreno esta semana presentó el Bono de Apoyo Nutricional. Todo para luchar contra la desnutrición y el hambre.

¿Han pensado en aplicar controles de natalidad?

El Ecuador, en 2019, aplicó una nueva metodología, con cooperación internacional, para el semáforo de la pobreza y que la persona se autodiagnostique y que no sea el Gobierno y la política pública que le imponga lo que la familia considera que requiere para poder desarrollarse.

Todo esto está atado a la educación, ya que toda decisión familiar conlleva una responsabilidad y por eso, planteo, que más allá de enfocarnos exclusivamente en temas de natalidad debemos dirigir esfuerzos en educación y autodiagnóstico.

¿Los ocho meses que le quedan al Gobierno alcanzarán para implementar la estrategia?

Ya tenemos el apoyo de la cooperación internacional. Ya estuvimos en Chimborazo, Bolívar y Santa Elena. Esperamos que en 15 días tengamos los paquetes listos para poder ir abriendo en cada uno de los cantones la medición y la correspondiente intervención.

Antes de mayo del próximo año nosotros deberíamos tener las mediciones de inicio y control para saber si estamos en el camino correcto. Es importante que el Gobierno que venga mantenga como meta la lucha contra la desnutrición crónica infantil. (I)