Los efectos del COVID-19 han permeado hasta en la mente de las personas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió semanas atrás que la COVID-19 afectará a la salud mental futura y consideró probable “un aumento a largo plazo del número y la severidad de los problemas de salud mental” por el “sufrimiento inmenso de cientos de millones de personas” y los costes económicos y sociales a largo plazo para la población, refiere una publicación del portal español especializado en recursos humanos Affor Prevención Psicosocial, en la que se analizan las principales consecuencias emocionales de esa enfermedad en la salud psicológica de los trabajadores.

Sobre este tema, se recoge la opinión de las panelistas del programa La salud emocional de nuestros empleados, cocreado con la organización Foro de Recursos Humanos, quienes coincidieron en que las consecuencias emocionales son:

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  • Ansiedad
  • Estrés
  • Fatiga laboral
  • Estrés postraumático

María del Carmen Rodríguez, directora de Intervención de Affor, comentó que los estudios preliminares sobre los efectos del COVID-19 en la salud mental de los trabajadores (caso español) son alarmantes.

"El 80 % de los trabajadores del área sanitaria sufrirán sintomatologías de ansiedad, el 40 % va a sufrir fatiga emocional y el dato más relevante es que el 53 % estaría presentando síntomas compatibles con estrés postraumático, este dato es especialmente significativo, es un trastorno grave, no es común y no suele tener un buen manejo terapéutico", advirtió la especialista en psicología.

Las consecuencias no solo recaen en el personal sanitario, sino también en la población laboral de otros sectores productivos.

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Rodríguez también explicó cómo la ansiedad puede desequilibrar el organismo del ser humano.

"La persona cree que está en peligro con lo cual empieza a activar ese sistema de alarma sin que esté el peligro delante. Eso supone un malestar a nivel físico, emocional y cognitivo", describió la especialista.

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La realidad ecuatoriana no es ajena a los efectos del COVID-19. Annabel, una oficinista guayaquileña, comentó que en estos meses de pandemia tiene la sensación de que se ha incrementado su carga laboral.

"Creo que mi jefe piensa que como estoy en casa tengo más tiempo y siempre estoy disponible para trabajar", dijo la mujer de unos 30 años.

La fatiga laboral y el estrés también generan una disminución en las capacidades físicas y cognitivas del trabajador, cuyas consecuencias son las siguientes, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid:

  • Mayor probabilidad de accidentes laborales
  • Mayor absentismo de los trabajadores fatigados (costumbre o práctica habitual de abandonar el desempeño de las funciones y deberes anejos a un cargo)
  • Incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares
  • Disminución del estado de alerta y vigilancia aún durante turnos diurnos
  • Reducción de la capacidad de atención sostenida
  • Reducción de discriminación visual y auditiva
  • Incremento de los errores de memoria
  • Posible transformación en el síndrome de fatiga crónica de difícil solución médica y con recaídas frecuentes

Los profesionales de Affor, organización dedicada a la prevención psicológica, recomiendan a los empleadores y empresas que brinden asistencia de salud mental a sus colaboradores para prevenir o detectar problemas emocionales que desencadenen situaciones graves.

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"Esta es la prevención básica y evidente", dijo María del Carmen Rodríguez, directora del área de Intervención de Affor.