Comer o beber con la idea de que eso va a calmar un estado de ansiedad ya es equivocado, reflexiona la terapeuta holística Verónica de Ycaza. “Es un impulso de evasión, buscamos saborear o llenarnos para evitar entrar en un tema que no sabemos cómo resolver o soltar, emocional y mentalmente”.

Biológicamente, el proceso de asimilación de la bebida o del alimento lleva la energía hacia el estómago, al hígado, a los órganos que trabajan en ello. El cerebro recibe menos estímulo nervioso, y así sentimos que nos calmamos, pero es solo un rato. Luego, escribe De Ycaza, aquello que causa ansiedad vuelve con fuerza, y así entramos a un círculo vicioso. “Bebo, como, me calmo, vuelvo a la ansiedad”.

Al problema vivencial agregamos un cuerpo con sobrepeso e intoxicación, “lo cual nos resta capacidad, fuerza y valor para el cambio que necesitamos hacer”.

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“No dañemos este instrumento maravilloso que es el cuerpo. Respetémoslo en su sabiduría, en su orden natural. La experiencia que nos provoca ansiedad es un llamado para volver al centro, a la armonía interior”. Muchas veces, continúa la especialista, no podemos solos. Entonces el acompañamiento terapéutico es un gran apoyo. “Nos ayudará a comprender el origen de eso que tapamos con el estilo de evasión: comida, bebida o mil adicciones más”.

Hay otras formas en las que se evidencia nuestro afán por consumir. Las compras innecesarias y superfluas, la fobia a estar en soledad, la actividad excesiva, sea trabajo, gimnasio o videojuegos, son efectos de no estar en contacto con nuestro sentido de vida profundo. “Queremos tener o hacer algo que nos haga parecer que estamos bien, para apenas sobrevivir y asomarnos a lo que sería ser feliz. Es una trampa que nosotros nos ponemos, confundir el tener o hacer con el ser”.

“Donde dirigimos nuestra atención, allí encauzamos toda nuestra energía”.

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¿Qué comidas evitar?
La doctora Silvia Rodríguez Pacheco, nutrióloga, apunta a dos grupos de alimentos: los azúcares y los ácidos grasos trans, que están, básicamente, en la comida procesada (también llamada chatarra). Bebidas con cafeína y golosinas azucaradas y alimentos derivados del maíz y del trigo.

Bebidas con cafeína
La nutricionista Vanny Álvarez añade a la lista el café, el té y los energizantes, que aumentan el estado de alerta e irritabilidad y reducen la disponibilidad de vitaminas y minerales. “Se recomienda, como máximo, 100 ml (½ taza) de una bebida con cafeína al día”.

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El efecto del alcohol
¿Una copa para relajarse? El vino tiene 7 calorías por gramo y actúa como depresor del sistema nervioso. Si usted ya está estresado, busque opciones. “Al principio se sentirá mejor, pero en unas horas tendrá un efecto depresivo”. Álvarez (@vannyelaine en Instagram) desaconseja los cocteles, pues estos doblan la carga calórica.

1 gramo de sal al día
La sal disminuye las reservas de potasio en el cuerpo, y este mineral es importante en el funcionamiento del sistema nervioso. Cocine con poca sal y no ponga salero en la mesa.

Cuándo buscar ayuda
El confinamiento cambió marcadamente ciertos hábitos, y la salida a una realidad nueva puede disparar la sensación de inseguridad. Si tiene gran incomodidad con su entorno, tiene temor a salir, tiene estallidos nerviosos, ataques de pánico, presenta tics o pierde el conocimiento, debería buscar atención profesional, dice la doctora Rodríguez, @medica_nutriologa (Instagram). (I)