(Actualizado a las 21:30)

Molleturo es una parroquia rural de Cuenca que vive en constante tensión. Su población tiene enfrentamientos entre sí y con miembros de la Policía por la presencia de un campamento minero que está suspendido por una orden judicial desde agosto del año 2018.

El pasado sábado, cinco uniformados fueron interceptados por desconocidos que los atacaron, latiguearon, les robaron sus armas, uniformes, equipos de comunicación y quemaron un patrullero. Aunque no se identificó a los atacantes, el comandante de Policía en Azuay, Ángel Zapata, explicó que la denuncia colocada en la Fiscalía fue por el presunto delito de tentativa de asesinato, agresión y daños a los bienes del Estado.

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Pero la preocupación mayor es porque al quitarles sus armas de fuego, los uniformes y las radios de comunicación, la situación podría agravarse. Calificó como “cobarde” la actitud de ese grupo de personas porque los emboscaron aprovechando la oscuridad y que ellos salieron del interior del campamento minero, donde habitan, para atender a un ciudadano que fue agredido.

“A las 20:00 bajan del lugar y son emboscados por un grupo de ocho a diez ciudadanos que portaban armas de fuego y machetes. Les despojan de sus equipos, les hacen arrodillar y que caminen hacia la vía”, explicó el jefe policial.

En paralelo llevaron el carro hasta una quebrada para botarlo, antes lo calcinaron. Como primera autoridad policial, Zapata prefirió no precisar si los atacantes serían o no antimineros. Eso lo determinarán las investigaciones. Mientras tanto, de sus cinco subalternos golpeados cuatro guardan reposo en casa.

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En tanto que Bryan Córdova seguirá en el Hospital del Río, en Cuenca, hasta que se recupere del ataque con perdigones en el brazo derecho. Uno de los policías logró huir entre los matorrales cuando fueron sorprendidos por los hombres armados.

Tras caminar durante tres horas logró pedir ayuda y hallaron al resto de sus compañeros atacados.

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El campamento

En la comunidad Río Blanco se ubica un campamento de la empresa china Ecuagoldmining South América S. A., que está paralizado desde junio del 2018 por un fallo judicial ratificado en segunda instancia.

Aunque no hay labores el sitio es ocupado por quince policías que usan sus instalaciones como alojamiento.

Zapata aseguró que reforzará su presencia con personal de otras unidades para garantizar que los ciudadanos de Molleturo convivan en paz.

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COMUNICAMOS || Patrullajes en el sector minero Río Blanco Cochapamba #Azuay, 5 policías fueron agredidos y patrullero destruído, por individuos que a pretexto de oponerse a la actividad minera, ocasionaron disturbios y agredieron a comuneros y uniformados. #PolicíasFuerzaYÁnimo pic.twitter.com/NUilnt2EJC

Desde hace varias semanas en redes sociales se han difundido supuestos comunicados de la empresa minera en los que ofrece puestos de trabajo, situación que habría generado comentarios a favor y en contra de su actividad.

Sin embargo, en un documento publicado en su cuenta oficial de Facebook, la minera aclaró que al estar paralizados no están receptando carpetas ni pidiendo dinero.

El último ataque que sufrió la Policía en ese sector fue en julio del 2019, en aquella ocasión se destruyó un patrullero y dos uniformados resultaron heridos.

El gobernador del Azuay, Xavier Martínez, aseguró en ese entonces que los agresores pertenecían a grupos contrarios a la minería.

Para esta nota se pidió la versión de los colectivos que defienden el agua y de las autoridades de Molleturo, pero no hubo una versión del hecho, pues no tenían claro lo que pasó el último fin de semana.

En octubre pasado, directivos de la empresa minera denunciaron la destrucción del campamento. El ataque, según ellos, lo realizaron grupos opositores a la minería responsable que aprovecharon la confusión generada durante el paro nacional por las medidas económicas a nivel nacional.

Desde hace varios años los comuneros mantienen bloqueado el acceso por el sector conocido como San Pedro de Yumate con una pluma similar a la del parqueadero de carros. Quienes rechazan la minería metálica afirman que su lucha es por el temor de que la explotación de los minerales contamine las aguas del río Migüir y sus afluentes. (I)