Alejandro Werner, director del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), anunció que no se descarta que 2020 sea un año de crecimiento negativo para la región debido a los problemas económicos generados por el coronavirus (Covid-19). Aseguró que los países de América Latina y el Caribe se han visto golpeados por la pandemia después que otras regiones, lo cual les brinda la oportunidad de aplanar la curva de contagio.

En este sentido, todos los países han tomado medidas de contención, como cierres de fronteras y de escuelas y otras de distaciamiento social.

Esas medidas, sumadas a la desaceleración de la economía mundial y a la perturbación de las cadenas de suministro, la caída de los precios de las materias primas, la contracción del turismo y el marcado endurecimiento de las condiciones financieras mundiales, están paralizando la actividad en muchos países latinoamericanos y opacan drásticamente sus perspectivas económicas, explicó.

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En cuanto a los países de América del Sur, el alto directivo del FMI, considera que se enfrentarán a una caída del ingreso por exportación, debido tanto al retroceso de los precios de las materias primas como a la reducción de los volúmenes de exportación, sobre todo a China, Europa y Estados Unidos, que son importantes socios comerciales.

La fuerte caída de los precios del petróleo golpeará con especial fuerza a los países exportadores. El endurecimiento de las condiciones financieras afectará negativamente a las economías grandes e integradas financieramente y a las que sufren vulnerabilidades subyacentes. Las medidas de contención adoptadas en varios países reducirán la actividad económica en los sectores de los servicios y la manufactura durante el próximo trimestre por lo menos, previéndose un repunte una vez que la pandemia esté contenida.

En América Central y México, la desaceleración de la actividad económica estadounidense recortará el comercio internacional, la inversión extranjera directa, los flujos turísticos y las remesas. Además, en el Caribe, la menor demanda de turismo debido a las restricciones a los viajes y el «factor miedo» lastrarán mucho la actividad económica.

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Para Werner, la prioridad debe ser garantizar que se puedan afrontar los gastos sanitarios inmediatos a fin de proteger la salud de la población, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus. En los países donde los sistemas de atención de la salud adolecen de limitaciones, es preciso que la comunidad internacional intervenga para ayudar a evitar una crisis humanitaria.

Asimismo, será crucial que se adopten medidas focalizadas en el plano fiscal , monetario y los mercados financieros a fin de mitigar el impacto económico del virus. Los gobiernos deben recurrir a transferencias monetarias, subsidios salariales y medidas de alivio tributario para ayudar a los hogares y empresas afectados a hacer frente a esta interrupción repentina y temporaria de la producción.

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Los países están comenzando a tomar medidas de política económica encaminadas en esa dirección. Por ejemplo, en muchos países, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia y Perú, se están movilizando fondos adicionales para gastos en atención de la salud. Asimismo, el 17 de marzo Brasil anunció un plan económico de emergencia orientado a dar apoyo a los sectores socialmente vulnerables, mantener el empleo y combatir la pandemia.

Por su parte, el FMI está preparado para ayudar a mitigar las secuelas económicas del coronavirus y disponemos de varios servicios de crédito e instrumentos, dijo.