El ‘compre en noviembre y diciembre y pague en enero, febrero o con hasta tres meses de gracia’ caló en las últimas festividades de Navidad y Fin de Año. Las promociones y las facilidades de pago fueron más intensas en un contexto en el que los negocios querían mejorar sus ventas para no cerrar el último trimestre del año con cifras rojas ante las pérdidas por el paro de octubre, coinciden los analistas.

Los consumidores hoy deben empezar a cubrir, en algunos casos, los sobregiros de sus tarjetas o las deudas adquiridas ante el escenario ilusorio de mayores ingresos por la entrega del décimo tercer sueldo en diciembre para el caso de los asalariados.

Los créditos de consumo ordinario y prioritario otorgados por los bancos sumaron $372 millones en noviembre y diciembre del 2016, valor que subió en los mismos meses del 2019 a $565 millones, un incremento del 52 %, según la Superintendencia de Bancos y Seguros.

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Los otorgados por las cooperativas y mutualistas reguladas por la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria también aumentaron. Pasaron de $ 347,1 millones en noviembre y diciembre del 2016 a 530,8 millones en los mismos meses del 2019. Así, los créditos de consumo otorgados en los dos últimos meses del año pasado por el sistema financiero del país sumaron $1095,8 millones.

A Ivonne Ruiz, de 34 años y madre de dos hijos, le ofrecieron un sobregiro de $200 en una tarjeta comercial cuando la vendedora se percató en diciembre que no tenía más cupo para la compra de regalos. Cuenta que difirió ese monto a cuatro meses plazo. “En ese momento percibí que no afectaba mi economía y seguí consumiendo. Estaba como loca comprando, solo me hicieron un par de preguntas y me aprobaron”, reconoce.

Ahora está en problemas financieros ya que no midió junto a su esposo que se venían pagos como los vacacionales y las últimas pensiones de la escuela. Los décimos de diciembre los usaron para hacer cambios en el departamento donde viven. Lo peor sería, indica, perder el empleo ya que la empresa de telecomunicaciones en la que labora está en un proceso de reducción de personal.

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El monto por préstamo de consumo representaba el 10 % del volumen total de créditos en 2016. Este subió al 14 % en el 2019, mientras que el peso de los comerciales (crédito a las empresas) bajó del 82 % al 78 %.

Los créditos de consumo suben a un mayor ritmo que los comerciales y los microcréditos. Aumentaron 71 % entre el 2016 y el año pasado.

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La Asociación de Bancos Privados del Ecuador registra con el análisis de datos oficiales de la Superintendencia de Bancos y del Banco Central que la tasa de interés promedio de los microcréditos y los de consumo fue del 21,68 % y del 16,76 %, en su orden, en enero último.

“Son factores que la ciudadanía no toma en cuenta al endeudarse. Varios bancos están enviando correos diciendo que se ha reajustado la tasa con la que uno se endeudó. Aquello significa que la entidad toma sus previsiones y hace un ligero ajuste para no tener problemas con la recuperación de la cartera. Normalmente es al alza, la tasa puede pasar de 15,7 % a 15,72 %, que por la cantidad de clientes si es un ingreso adicional al banco”, dice Granja.

El analista económico Alberto Acosta Burneo asegura que el Código Orgánico Monetario y Financiero actual es profundamente intervencionista en el mercado financiero. “Puede decidir a qué segmento prestar, que es la orientación del crédito, con qué garantías, a que plazos, a que tasas, todo lo puede decidir el Gobierno”.

La eliminación de esa discrecionalidad abriría la puerta para liberalizar en algo las tasas de interés, indica. En Ecuador por un crédito de consumo máximo se puede cobrar un 17 % mientras un productivo cuesta 9 %, una relación de dos a uno. En Estados Unidos la relación es de 6 a 1, ya que el de consumo puede ser del 23 % y el de producción del 4 %. “Si se aplica esto habría toda una gama de tasas de interés dependiendo del riesgo, del perfil de cada cliente”, señala.

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El endeudamiento exacerbado centrado en el consumo no genera una economía más productiva y está el peligro del no pago. Un indicador son los créditos hipotecarios del BIESS que son a 25 años plazo. “Allí la tasa de morosidad está en alrededor del 10 % un poco mayor a la tasa normal de endeudamiento del sector privado, pero eso ya es una alerta de que podemos empezar a tener problemas, sobretodo los que se quedan sin empleo”, dice Granja.

El consumo con tarjetas de crédito también pasó de $1711 millones en noviembre y diciembre del 2016 a $2469 millones en los mismos meses del 2019. El gasto se hizo principalmente en supermercados, salud, vehículos, ferreterías y restaurantes.

En estos casos evita usar tu tarjeta de crédito

A nivel macroeconómico, el consumo de hogares subió 1,6 % en el último trimestre del 2019, pero se incrementa a un menor ritmo, es decir, se desacelera desde finales del 2017 de forma lenta, dice el analista económico Walter Spurrier. “El aumento no está muy lejos del incremento de la población”, indica.

Lo que si cayó es el consumo de la administración pública que terminó el 2019 con una contracción del 2,3 %. “Este Gobierno está desde mayo del 2017 y recién desde el año pasado están reduciendo el gasto público de consumo”, añade Spurrier.

El aumento de los créditos de consumo se da en un contexto de pérdida de empleos adecuados, que incluye a los que ganan igual o más del sueldo mínimo ($400). Solo en diciembre del 2019 se perdieron 115 782 de estas plazas en comparación a las que habían en el mismo mes del 2018, según las últimas cifras de empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Estas personas pasaron en un año al subempleo con ingresos menores al salario básico o al desempleo.

Doménica Taiano, de 25 años de edad, es una de las 311 134 personas que quedaron en el desempleo durante el último trimestre del año pasado. Ella trabajó hasta el 29 de noviembre, día cuando de forma sorpresiva la despidieron. “Como no sabía del recorte de personal, unos días antes me endeudé con ropa y la compra de electrodomésticos pensando ya en Navidad y también con un préstamo de educación para hacer una maestría”, cuenta.

Su opción fue endeudarse con su tarjeta de crédito comprando en diciembre un pasaje e ir a Estados Unidos para traer mercadería y vender. “Estoy solo pagando las cuotas mínimas lo que alarga la deuda, recién a mediados de enero me pagaron la liquidación”, afirma. (I)