Dólares, euros, pesos colombianos, petros, bolívares soberanos, trueque... en las transacciones en los calles, mercados o tiendas de Venezuela reina el caos, el desorden y el abuso con precios marcados al arbitrio, que entre un lugar y otro el costo de un producto puede llegar a tener 10, 20 o 30 dólares de diferencia.

No es oficial, no está legalizado, pero la dolarización es cada vez más creciente. Los sondeos apuntan que entre un 40% y 50% de las transacciones se hace en dólares, dicen analistas venezolanos.

Los precios de frutas, verduras, leche, pan, carne o queso; la carrera de taxi, repuestos para vehículos, chequeos mecánicos, consultas médicas, la pensión de un plantel educativo privado... se cobran en dólares. También en bolívares, pero por la hiperinflación y a falta de efectivo son cada vez menos.

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“Todo se vende en dólares y el precio varía de un día a otro y lo peor es el redondeo hacia arriba. Por ejemplo, si un kilo de tomate está en 60 000 bolívares, venden a un dólar, que está en 75000 y ya no dan el vuelto, entonces todo se redondea el plátano, el jabón, todo, todo en dólares. Medio dólar aquí no es nada”, dice desde Caracas, en una entrevista con este Diario, una maestra que prefiere no revelar su identidad.

“La situación es cada vez peor, estamos padeciendo mucho”, comenta la caraqueña, que labora en un centro educativo privado, en donde las pensiones se pagan en dólares, $ 150 al mes. Los sueldos se pagan también en dólares y una parte en bolívares.

En dos consultorios odontológicos en Caracas consultados indican que los costos por servicios son en dólares.

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La penetración del dólar ha aumentado la inflación que se dispara y “encarece todo”.

Un dólar ronda por los 75 mil bolívares soberanos. La reciente alza del salario mínimo del chavismo llegó a los 450 mil bolívares soberanos, que equivale a unos 5 dólares.

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Venezuela tiene control cambiario, según el cual era penalizado cualquier tipo de intercambio de divisas, pero las sanciones han ido disminuyendo progresivamente, no ha sido anunciado de manera muy clara, por parte del ejecutivo, para quien, la dolarización, ha sido como válvula de escape para la economía, dice a El UNIVERSO, Francisco Allen, gerente de análisis económico de la firma venezolana Datanálisis.

Venezolanos que tienen acceso a los dólares, los ven como un alivio, cierta estabilidad; para los que no, se ha vuelto un calvario.

La volatilidad preocupa a los analistas. El dólar pasó de unos 50 mil bolívares por dólar a 80 mil bolívares por dólar, una devaluación de un 60% en tres semanas, advierte también José Antonio Gil Yepez director de Datanálisis.

La dolarización es “abiertísimamente libre y jolgóricamente, es un carnaval”, dice el experto al señalar que entre las fuentes de ingresos de dólares están las remesas, alrededor de unos 3 mil millones; las transferencias o por lavado por narcotráfico y corrupción.

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Por exportaciones “entraron 2000 mil millones de dólares, nada más. Eso se ha reducido enormemente”, dice Gil Yepez.

Allen coincide y destaca que no solo son dólares los que pululan en las calles. En el proceso de transacciones, también hay euros o pesos colombianos, que se masificó a partir de marzo pasado tras los apagones porque a falta de energía eléctrica no se podía hacer ningún tipo de transacción bancaria. Inicialmente, el pago en dólares se registró en los servicios por honorarios profesionales.

“El proceso de dolarización que está ocurriendo en Venezuela se ha venido llevando a cabo de manera muy desordenada y espontáneamente, que se ha ido desarrollando de manera informal y un poco anárquica”, apunta Allen, quien advierte que al no haber “ningún tipo de reacción por parte del Gobierno en cuanto a la fiscalización o penalización a esas actividades”, la dolarización se ha masificado más. “Se estima que para este año puede alcanzar el 70 % de las transacciones comerciales”.

Gil Yépez apunta que es tan alta la inflación que ya se habla de inflación en dólares . “El plato de pasta que vendía un restaurante hace un año en 3 dólares hoy no lo vende por menos de 15. Resulta que, tres dólares, hace un año rendían muchísimo más”.

Y a los que no tienen acceso a dólares les va muy mal, refiere el analista.

“Eso de, literalmente, estar pasando hambre es una realidad en Venezuela”, dice Julio Fandiño, un taxista, cuyo trabajo ha decaído mucho. Uno de los problemas graves es la falta de efectivo, que resulta mejor a la hora de buscar ahorro para poder adquirir lo necesario para vivir, comenta.

Julio cuenta que cada día va al cajero del banco para retirar 70 mil bolívares, el límite permitido, con el dinero obtenido entre lunes y viernes puede ir al mercado, en donde los precios son más bajos. Medio cartón de huevos, 14 000 bolívares; una cola grande, 90 000 ; un litro de leche 80 000, algo de verdura, algo de fruta, 100 000 para los pasajes, para carne no alcanza, un kilo está por 250 000 bolívares”.

Los ingresos por el taxi no alcanzan y las remesas que le envían sus hijos ayudan a cubrir los gastos. “Recibir las remesas es una bendición y ahí toca hacer rendir para que alcance”, comenta.

Julio recibe la bolsa de alimentos Clap que entrega el chavismo, pero cada vez con menos productos. “La última llegó con 4 fundas de arroz, 2 de harina pan, 2 pastas y algo más, ya no trajo aceite, azúcar fréjol, y a veces llega cada dos meses”.

Para los venezolanos en Ecuador enviar las remesas también es difícil porque los precios de los alimentos suben todos los días. Andrew, quien vive en Quito comenta que los dólares que envían a sus familiares ya no ayudan como antes. “Hace dos años, 10 dólares era mucha plata, ahora como está todo dolarizado todo está caro”.

Allen cree que si bien al Gobierno le conviene que se comercialice y que se permita de alguna manera las transacciones en dólares, bajo ningún concepto le conviene dolarizar formalmente. Le sigue conviniendo emitir el bolívar, porque a través de esa vía puede pagar sus salarios, hacer los incrementos de salarios, pagar los bonos. En caso de sacar de circulación al Bolívar, pues simplemente se estaría atando las manos dependería completamente del tesoro norteamericano.

No lo haría simplemente por llevarle la contraria al imperio, acota Gil Yepes. (I)