Fueron 116 años que el Ecuador tuvo su moneda oficial: el sucre. Se instauró en 1884 con el gobierno de Plácido Caamaño y las primeras monedas estaban hechas con 25 gramos de plata. Su nombre fue en honor al mariscal Antonio José de Sucre. Esta explicación quedó fuera de la malla curricular del país.

Según el Ministerio de Educación, en el área de ciencias sociales está de manera “implícita” el sucre dentro de la historia económica.

Mercedes Tostijes, docente de Estudios Sociales en la Unidad Educativa Fiscal Vicente Rocafuerte, en Guayaquil, confirma que la enseñanza de la moneda no es específica.

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“No hay imágenes del sucre, se enfoca la crisis de aquella época y el maestro traslada al alumno a esos años”, dice.

Ella utiliza el libro de Estudios Sociales de 9.° grado. En la parte de ‘seres en el espacio’ se cuenta en un párrafo que el país sufrió en 1999 la “crisis más drástica” dando lugar al cierre de 20 instituciones financieras, pero nada más.

“Yo traigo 25 000 sucres para que ellos (estudiantes) puedan relacionarse con la moneda. Ese tipo de vivencia hace que se interesen y ellos fueron a preguntarles a sus papás cómo era el sucre y me trajeron monedas. En clases compartimos algunas historias”, recuerda Tostijes.

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Ricardo Ortega, vicerrector del Vicente Rocafuerte, asegura que se los instruye por su valor real. “Se les enseña cómo poco a poco fue habiendo inflaciones, hiperinflaciones y decisiones para dolarizarlas”, indica.

Menciona que en las evaluaciones se destaca el proceso y se pregunta al estudiante el año en que el dólar se estableció como moneda oficial del Ecuador.

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En tanto, en el colegio particular Crear, en Samborondón, el sucre se enseñó hasta 1998, aunque constaba en ciertos libros del año posterior en la materia entorno natural y social.

Su rectora, María Auxiliadora Rodríguez, dice que aunque en los textos ya no está la moneda, se explica lo que significó.

“Se trabaja en contextos históricos, de acuerdo a la perspectiva social, económica (...) y dentro de eso se enseña lo predominante de la debacle económica en el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000)”, indica.

Ella sostiene que el interés de los estudiantes es mínimo.

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“Se interesan por la dolarización, eso sí les inquieta”, dice.

Sin embargo, afirma que se incentiva a los alumnos a que visiten museos y conozcan más de los acontecimientos.

En cambio, para Violeta Farfán, docente en la escuela fiscal Velasco Ibarra, una de las formas para no olvidar al sucre es aportar desde la experiencia.

Ella enseña matemáticas a un grupo de alumnos del 4.° grado, paralelo B y para que la clase sea más comprensible les comparte sus vivencias.

“Les decía que ya no compraba con 100 sucres el pan y que todo se volvía caro. Mis alumnos preguntaban por qué ocurría eso, yo les decía que el dólar venía a salvar la economía”, relata Farfán como parte de su explicación de la devaluación del sucre.

La maestra cree importante relacionar el sucre y el dólar para no perder “soberanía”.

Por iniciativa, algunas de las instituciones educativas consultadas piden al estudiante llevar billetes, monedas o láminas del sucre y dólar.

Así le ocurrió a Juana Montaño, quien recorrió el centro de Guayaquil en busca de láminas. Ella tiene una hija de 8 años que estudia en la escuela fiscal Edison Mendoza, en el sur.

“Les piden para que diferencien de la moneda antigua y actual”, dice la madre de familia de 28 años, quien afirma usar las láminas para practicar en casa con su pequeña.

Durante un recorrido que realizó este Diario constató algunos locales que aún venden la lámina del sucre.

Como en las calles 6 de Marzo entre Aguirre y Clemente Ballén. Ahí Martha Cabrera los vende hace 20 años, justo cuando empezó la crisis.

“Por noviembre, diciembre, se empieza a vender la lámina del sucre y dólar”, cuenta. (I)