Una actividad física acompañada de una buena nutrición, y la visita al médico una o dos veces al año, ayudan a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el mantenimiento de hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular llevar una dieta equilibrada, realizar una actividad física periódica y abstenerse de fumar, contribuye a reducir el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles y a mejorar las facultades físicas y mentales. En la vejez mantener esos hábitos es también importante. El mantenimiento de la masa muscular mediante entrenamiento y una buena nutrición pueden ayudar a preservar la función cognitiva, retrasar la dependencia y revertir la fragilidad.

Sin importar la edad siempre se debe tener buenos hábitos alimenticios y mucho más cuando se llega a la tercera edad. A los pacientes se los estimula a dejar a un lado las grasas, la azúcar y la harina y comer más frutas y verduras". Patricia Silva, geriatra del hospital del Día Efrén Jurado López de Guayaquil

Irene Ávila, licenciada en nutrición, dietética y estética, expresa que lo más importante en los adultos mayores es el tratar de no perder la musculatura, por lo que el primer alimento que no debe faltar en su dieta es la proteína porque lo va a ayudar a que no entre en un cuadro de desnutrición o malnutrición que es lo que sucede en esta etapa de la vida. "Primero es la proteína en buena cantidad, un buen consumo de huevos a la semana, un buen consumo de proteína al momento del almuerzo y la cena (...), dice.

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Narcisa Zambrano, médico y nutrióloga, dice que a esa edad básicamente se debe evitar consumir embutidos, disminuir el consumo de carnes rojas y aumentar más bien la ingesta de pescados y mariscos. "Contrariamente a lo que piensan las personas que los mariscos son dañinos para el colesterol (cocinarlos) como estofados, al vapor o hervidos van a aumentar el colesterol bueno".

Recomienda el consumo del atún que contiene omega 3, además de frutas, vegetales y productos integrales. No consumir azúcares refinados y evitar en las noches comer granos para no llenarse de gases.

Un artículo publicado en el sitio web del Hogar del Corazón de Jesús de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG) señala que para mantener un organismo sano a esa edad el consumo de agua y la ingesta de alimentos ricos en proteínas, calcio, fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes, carbohidratos, potasio y aceites de canola, oliva y de origen vegetal se vuelve más importante.

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Menciona que las comidas de los adultos mayores deben ser higiénicas, apetecibles, fáciles de preparar, masticar y digerir. Y aunque cada adulto mayor es diferente y debe ser el médico de cabecera que lo oriente cuál es la comida más adecuada se detallan ocho tipos de alimentos que no deben faltar en la dieta de un adulto mayor como:

  • Lácteos (leche, yogur o queso fresco semidescremado o descremado, 3 veces al día)
  • Verduras y frutas de distintos colores, especialmente las verdes (2 platos diarios)
  • Frutos secos (nueces, avellanas y almendras)
  • Proteínas (carne, pollo o pescado)
  • Carbohidratos (arroz y el pan integral)
  • Aceite de canola y oliva
  • Potasio (guineo o tomate)
  • Grasas (con moderación)

La nutricionista Ávila expresa que el consumo de la leche en esta etapa de vida se vuelve un poco intolerante, porque las enzimas que se encargan de ingerir ese alimento a veces no funcionan de la misma manera y puede generar gases, diarreas y malestar estomacal. En esos casos puede optar por cambiar con otras opciones como leche de almendra, de coco o de arroz. Pero si es de consumirla recomienda la leche entera porque las otras leches tienen un poco más de contenido en azúcares.

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Agrega que también depende si la persona ha tomado leche toda su vida, no se le puede quitar del todo sino manejar una variación como la descremada o deslactosa, dependiendo de la alteración que tenga la persona.

Beneficios de la hidratación

Es importante que los adultos mayores se hidraten por eso es necesario el consumo de 6 a 8 vasos de agua al día, además de la disminución del azúcar y la sal en las comidas para reducir el riesgo de hipertensión.

Según una guía de buena práctica clínica en geriatría, de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología Nutrición en el anciano, las personas mayores presentan una alteración en los mecanismos reguladores de la sed, teniendo una percepción o sensación de sed mucho más tardía y además presentan una saciedad prematura una vez que perciben la sed.

Esto, agrega, hace que sean especialmente susceptibles a la deshidratación, debiendo anticiparse y forzar la ingesta líquida, aun no teniendo ganas. Muchas personas mayores disminuyen la ingesta de líquidos de forma voluntaria por el miedo a la incontinencia nocturna y que el uso de diuréticos y laxantes favorecen la pérdida de líquidos con el riesgo de deshidratación.

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El agua debe tomarse a lo largo del día, sobre todo por la mañana y por la tarde, para evitar los inconvenientes de la incontinencia nocturna si existiera.

Un artículo publicado en la página web del Hogar del Corazón de Jesús de la JBG dice que cuando se es pequeño el organismo está compuesto de un 85% de agua, pero cuando se llega a ser adulto mayor esta cantidad disminuye a un 60%.

Entre los beneficios de tomar agua en los adultos mayores se mencionan:

  • Lubrica las articulaciones
  • Previene calambres
  • Disminuye las infecciones virales como la gripe o la influenza
  • Disminuye la producción de cálculos o piedras en el riñón
  • Disminuye las infecciones urinarias
  • Disminuye la inflamación de las encías, caries y otras enfermedades de la boca
  • Reduce el riesgo de ataque al corazón
  • Mejora la digestión y previene el estreñimiento
  • Disminuye el riesgo de depresión
  • Disminuye la mortalidad

Gabriela Altamirano, geriatra del hospital Luis Vernaza de la JBG, dice que el no tomar agua suficiente los predispone a que enfrenten varios problemas como infecciones en vías urinarias y estreñimiento. (I)