Su día a día es un desafío. A veces es pintor o reparador de electrodomésticos e incluso ha armado letreros luminosos.

Es la realidad de Washington Sánchez, de 58 años, quien vive de ‘cachuelos’. Dice sentirse olvidado y que ya no recuerda lo que es trabajar formalmente, pues ocurrió hace más de 20 años. “Hacen falta oportunidades”, asegura Sánchez, quien solo llegó al bachillerato.

Ya en empresas no me van a dar trabajo por la edad que tengo, creo. Ojalá que nos den oportunidades para nosotros”, Washington Sánchez, bachiller.

Con esto concuerda Pedro Escobar, un economista de 73 años y quien laboró hasta la década de los 90 en Guayaquil. No tiene hijos y sus únicos ingresos son cuidando la casa de su sobrina y jardinería. Dice que utiliza “ese dinerito” en medicinas u otra necesidad. 

Publicidad

Las empresas, el sistema no los apoya. Algunos se sienten olvidados. Pasar de los 50 años se vuelve complicado”, Pedro Escobar, economista.

Sin embargo, hay quienes sí tienen un trabajo fijo como Napoleón Izquierdo, de 58 años. Lleva 25 años laborando para una empresa privada. Es chofer profesional y aspira a jubilarse. Dice que estar en constante búsqueda de empleo lo ayudó a tener estabilidad.

Muchas veces se me han cerrado las puertas en empresas, pero también he tenido oportunidades. Hay que tener suerte”, Napoleón Izquierdo, conductor.

Ellos son parte de la generación Baby Boomers, nacidos entre 1946 y 1964. Algunos tienen empleo fijo, otros trabajan informalmente y hay quienes tienen sus propios negocios. Son parte del 17,58 % de la Población Económicamente Activa (PEA), que en septiembre del 2019 fue de 8,4 millones. Y en el subempleo representan el 14,29 % de 1 649 346. En el país existen 406 871 personas desempleadas, según cifras del INEC.

Alfonsina Rodríguez, experta en Talento Humano, señala que son varios factores que conllevan al desempleo de los Baby Boomers: no estar en constante aprendizaje, discriminación por la edad y falta de oportunidades. 

Publicidad

“Sobre el aprendizaje es una cuestión de actitud porque no haber nacido con las herramientas digitales no quiere decir que no podamos capacitarnos. Existen personas de 70 años que lo usan bien”, opina.

En cambio, Anna María Carrozzini, también especialista en esa rama, indica que se enfrentan a grandes retos como adaptarse a la tecnología. Ella menciona que solo van a destacar los flexibles.

Publicidad

Como Miguel Ángel González (57 años) y Víctor Alvarado (71). Ambos son dueños de consultorías y señalan que el aprender cualquier actividad por más mínima que sea les ayudó a forjar su futuro.

Algunos jóvenes de mi época le corren a la computación. A veces no siempre es el no querer aprender sino tener miedo”, Víctor Alvarado, economista.

Las expertas concuerdan que también falta apoyo gubernamental con la generación.

El Ministerio de Trabajo lleva adelante programas de inserción laboral como Empleo Joven, Mi Primer Empleo y Red Socio Empleo; pero no cuenta con uno dedicado a este grupo, según refirió personal de esa institución.

A esto se suma la crisis económica, dice Carrozzini, quien menciona que los Baby Boomers nacieron con otra situación: “Ellos crecieron viendo padres estables, en algunos casos, y se enfrentaron a una realidad donde la estabilidad está a merced de varios factores”.

Publicidad

En tanto, Rodríguez indica que la apertura de las empresas en la contratación de esta generación es una tarea pendiente.

Agrega que en otros países se están volviendo una tendencia como en México y Perú, donde una cadena internacional contrata a personas de 60 a 75 años, como parte de sus políticas de inclusión y diversidad de la compañía.

Pero Carrozzini señala que la contratación también depende del perfil que requiera la empresa, como resoluciones de conflictos y trabajar con otras generaciones.

“En ciertas empresas no existe esa discriminación por edad y es más allá de eso. Lo que te permite estar en un mercado es tu flexibilidad y adaptación a las diferentes necesidades”, comenta.

Las especialistas señalan que los extremos también son los problemas, como la no contratación de quienes ocuparon altos cargos por no cancelarse un sueldo a la par.

 

Miguel aún labora para sobrevivir a los 76 años

Camisa manga larga, chaleco,  corbata y pantalón de vestir se ha vuelto el uniforme de Miguel Dumadi, de 76 años

Él labora en los exteriores de los edificios que conforman Ciudad del Sol, al norte de Guayaquil, vendiendo cortes de tela de pantalón. 

Toda esa zona la recorre de lunes a viernes por las tardes.

Dice que esos ingresos los destina a la alimentación y medicinas para controlar su presión arterial. “Hay días buenos y malos, como hay oficinas algunas personas me ayudan comprando las telas”. 

Dumadi, quien vive con su esposa, pertenece a la generación silenciosa (personas desde 73 a 89 años). Dice que no recibe apoyo de sus hijos y de ninguna institución. “No tengo ningún apoyo, yo cobraba el bono y me lo quitaron”. 

Cuenta que prefirió el comercio informal porque siempre recibía la misma respuesta en empresas: “El cupo está completo”.  

Cada día sube dos buses de ida y vuelta. Dice que aún tiene fuerzas para trabajar. (I)