El presidente boliviano, Evo Morales, reelegido hace dos semanas en unos cuestionados comicios, afirmó el domingo que sus rivales quieren "muertos" al pedir apoyo a los militares en la pugna política.

Los opositores "están buscando muertos que vengan de la Policía y las Fuerzas Armadas", dijo Morales, un día después de que un influyente líder opositor regional llamara a los militares a intervenir en la crisis desatada tras el polémico escrutinio de las elecciones del 20 de octubre.

"El que pide la intervención militar está pidiendo sangre, está pidiendo muerte", declaró por su parte el ministro de Gobierno (interior), Carlos Romero.

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Luis Fernando Camacho, jefe de una poderosa entidad civil de la rica región oriental de Santa Cruz, dio un ultimátum a Morales para que renuncie en 48 horas, y llamó a los militares a colocarse "al lado del pueblo". El anuncio lo hizo la noche del sábado en un multitudinario mitin, en Santa Cruz.

"Morales tiene 48 horas para renunciar, porque el lunes a las siete de la noche (23h00 GMT) aquí mismo vamos a tomar determinaciones y vamos a garantizar de que él se vaya", declaró Camacho, líder del derechista Comité Cívico de Santa Cruz, quien leyó una carta dirigida a los jefes de las Fuerzas Armadas, a quienes exhortó a "estar al lado del pueblo" en esta crisis desatada por la polémica reelección de Morales, en el poder desde 2006.

El ministro Romero afirmó que el llamado de Camacho "coincide con información de inteligencia que señala que mañana (lunes) en horas de la noche se estaría preparando una acción violenta y confrontacional hacia la plaza Murillo", donde está la casa de gobierno en La Paz.

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Mientras que Morales aseguró que convocará este domingo una reunión de emergencia con sus bases sindicales para salir al paso de un ultimátum del dirigente opositor regional.

Defender la democracia

Toda la oposición boliviana exige la anulación de la votación y la convocatoria a nuevas elecciones generales (presidenciales y legislativas).

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Camacho es el primer político boliviano que llama a la intervención de los militares en esta crisis, pero sus declaraciones podrían considerarse como "sedición", delito castigado en el Código Penal boliviano, explicó a la AFP un experto legal que pidió no revelar su identidad.

La intervención de los militares es un tema altamente sensible en Bolivia, que antes de 1982 conoció frecuentes cuartelazos y dictaduras militares. Hasta ahora, las fuerzas armadas se han mantenido al margen de la controversia poselectoral.

Morales viene denunciando desde hace una semana que la oposición intenta derrocarlo mediante un "golpe de Estado", por lo que ha llamado a sus seguidores a "defender la democracia y los resultados" electorales del 20 de octubre.

Camacho no dijo qué acciones emprenderá con sus partidarios, pero se presume que podrían ocupar sedes regionales de entidades y empresas públicas, como ha ocurrido antes.

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Al mitin de Santa Cruz asistieron líderes de comités cívicos y organizaciones de otras regiones de Bolivia, pero carecen del poder que tiene el comité de Camacho en esa rica región, que está paralizada desde un día después de los comicios, en los que Morales ganó un cuarto mandato consecutivo. (I)