Tras la proclamación de los resultados del 95,3% de las actas de las elecciones presidenciales en Bolivia, las protestas se multiplicaban en el país frente a los centros de cómputo ante lo que los opositores calificaban de fraude.

Grupos de militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), de Comunidad Ciudadana (CC) y ciudadanos se encuentran apostados en la puerta del hotel donde se desarrolla el cómputo global de los votos emitidos para las elecciones presidenciales 2019.

Entre gritos, cantos, insultos y golpes, los bolivianos se mostraron divididos apoyando a sus candidatos. 

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Un grupo de gente trató ingresar a la fuerza al centro de cómputo, pero fueron dispersados con gases lacrimógenos por efectivos de la Unidad Táctica de Operaciones Policía (Utop), según una publicación de Página Siete

En cinco de las nueve regiones del país también ocurrieron disturbios. 

En La Paz, la policía reprimió con gas lacrimógeno ante enfrentamientos entre seguidores de Mesa y de Morales frente al centro de cómputo del TSE. Los manifestantes se arrojaron petardos y piedras.

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Un recinto electoral fue incendiado en el sureste de Bolivia la noche de este lunes, en medio de manifestaciones de miles de personas. 

En Sucre, opositores a Morales quemaron con neumáticos la sede del tribunal regional, al tiempo que gritaban “¡Mi voto se respeta!”.

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En Santa Cruz, bastión opositor, Mesa convocó a ciudadanos y organizaciones civiles “para llevar adelante una batalla en defensa del voto”.

“Vamos a convocar a cabildos y paros; no nos pueden arrebatar la democracia”, afirmó Mesa rodeado de sus partidarios.

En Cochabamba, en el centro del país, decenas de personas salieron en marchas al grito “¡El fraude no pasará!”. Un grupo anunció que hará huelga de hambre.

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, responsabilizó a los opositores de crear un ambiente de tensión. “Deben hacerse cargo de la violencia que están generando”, dijo.

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Primero, observadores de la OEA alertaron sobre la interrupción de la transmisión de los resultados preliminares y pidieron que el “proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida”.

En La Paz y en Potosí ciudadanos denunciaron haber encontrado supuestas cajas con papeletas de voto en domicilios particulares. En esta ciudad los denunciantes quemaron los sufragios. El vocal electoral Juan Pablo Torres consideró que se había tratado de un acto vandálico y dijo que las actas electorales debieron ser trasladas a los centros de cómputo.

“Es un escenario complicado para el gobierno; no lo van a dejar gobernar a Morales. Varias regiones han anticipado que llamarán a una desobediencia. La gente cree que hay fraude y eso nos pone en un escenario de confrontación”, dijo el analista y profesor universitario Jorge Dulón.

El mandatario tuvo la reelección más cerrada de su carrera de casi 14 años en el gobierno. En la última década garantizó estabilidad económica y política con una tasa de crecimiento promedio anual superior al 4% del PIB, pero su credibilidad y popularidad mermaron por escándalos de corrupción y por su afán de reelegirse pasando por alto un referendo que le negó esa posibilidad. (I)