El pasado 5 de julio Brasil recibió otro título de Patrimonio Mundial reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Las reservas del Bosque Atlántico de la región de Ilha Grande en Angra dos Reis y el centro histórico de la ciudad de Paraty recibieron ese título.

Sin embargo, tan solo seis días después, el 11 de julio, el presidente Jair Bolsonaro reiteró su idea de transformar la zona en la "Cancún brasileña". 

"Pretendemos, con dinero de fuera, transformar la bahía de Angra en una Cancún, pero el decreto que demarca la estación ecológica solo puede ser derribado por una ley", dijo el presidente Bolsonaro.  

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Desde la campaña, Bolsonaro dejó ver que su relación con la preservación del medio ambiente sería pésima. Bajo su gobierno, la deforestación del Amazonas llega a niveles alarmantes.

Angra do Reis se convirtió en el primer Patrimonio Natural en ser registrado en categoría de sitio mixto, es decir, cultural y natural. El país sudamericano suma así 22 sitios en la lista de valor universal excepcional. 

Según estableció la Unesco desde 1972, para que un sitio sea considerado de valor universal excepcional debe cumplir dos criterios principales. Uno es ser un excelente ejemplo de interacción humana con el medio ambiente y el otro es contener los hábitats naturales más importantes y significativos para la conservación de la diversidad biológica.

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El lugar cumple con ambas. Un alto grado de especies endémicas de fauna y flora habitan en las zonas y sus yacimientos arqueológicos datan de más de cuatro mil años.

“Bolsonaro quiere una ‘Cancún brasileña’, pero se olvida de que toda la belleza es gracias a los niveles de protección del medio ambiente que tenemos. Sin eso, este paisaje se habría acabado hace tiempo”, comentó a El Mundo João Luiz Victal, un biólogo marino que trabajó en la zona en los años 90.

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Bolsonaro recibió una multa y la anuló

Al igual que varios ecologistas de la zona, João Luiz cree que las declaraciones del presidente Bolsonaro son muestra de una fijación personal que mantiene con la zona. 

El mandatario es propietario de una vivienda en la zona y en 2012, cuando era diputado, recibió una multa de 10.000 reales (unos $2.400 dólares) por pesca ilegal.

Cuando Bolsonaro asumió el poder la multa fue anulada, y el funcionario que lo multó, José Augusto Morelli, fue destituido. 

Morelli ha dicho que las zonas “son extremadamente distintas". "Cancún es llano, Angra tiene una parcela de tierra estrecha y densamente ocupada y no se pueden construir edificios. La gente viene justamente porque no se parece a Cancún”, indicó. 

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El territorio reconocido por la Unesco abarca casi 150.000 hectáreas, donde conviven cuatro parques naturales entre la sierra y el mar, la ciudad colonial de Paraty, varias aldeas indígenas de pescadores tradicionales y los quilombos, que son las comunidades rurales donde viven los descendientes de esclavos fugitivos.

El título de la Unesco es valiosísimo, pero el presidente ignora cualquier ley, no obedece a nadie, es vengativo y gobierna con el odio. Su estrategia es destruir todos los marcos legales de nuestro país”, Ivan Marcelo Neves, activista de la zona y miembro del Instituto Socioambiental de la Bahía de Isla Grande.

El mandatario fue consultado cuando emitió las declaraciones de la "Cancún brasileña" y respondió que “la cuestión ambiental solo preocupa a los veganos que comen verduras” y que si quisiera hacer “una maldad” podría ir a la bahía de Angra una noche o un fin de semana y cometer un crimen ambiental sin ser multado. 

“Tenemos que hacer un casamiento entre medio ambiente y progreso” y poner un límite a la “protección ambiental, los parques nacionales (..) los decretos de estaciones ecológicas que inviabilizan al país", dijo el mandatario, que ha recibido duras críticas dentro y fuera de Brasil por los incendios en la Amazonía que han arrasado con extensas áreas protegidas. (I)