Un equipo de la Fundación Charles Darwin (FCD) y del Instituto de Medicina de la Conservación del Zoológico de Saint Louis (ICM), con el apoyo de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG), viajó, a finales de julio de este año, a la isla Española en el archipiélago de Galápagos, para instalar dispositivos GPS solares en tortugas gigantes terrestres.

El objetivo es recopilar información de los movimientos de las tortugas y tomar muestras para conocer su estado de salud, indica la FCD en un comunicado.

Se tomaron muestras a un total de 45 tortugas, se colocaron siete GPS solares y se realizaron varios vuelos con un dron para mapear el hábitat de las tortugas. Los nuevos dispositivos reemplazaron a los anteriores; además ahora usan energía solar, son mucho más pequeños y con una vida útil de más de 10 años.

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Estos aparatos no solo detectan la ubicación de la tortuga, sino también almacenan datos de su actividad.

"Las estrategias de movimientos de las tortugas gigantes de Galápagos cumplen un papel fundamental en el mantenimiento saludable de sus poblaciones. El proyecto ayuda a entender las implicaciones ecológicas, sociales y sanitarias de dicha migración y otros tipos de movimientos, a la vez que permite conocer las amenazas que enfrentan las tortugas para contribuir a su conservación", señala la FCD.

Resultados de 10 años de investigación

El Programa de Ecología de Movimiento de las Tortugas de Galápagos (PEMTG) trabaja, desde hace diez años, en tres islas: Española, Santa Cruz e Isabela, con cuatro especies de tortuga (Chelonoidis hoodensis, C. porteri, C. donfaustoi y C. vandenburghi).

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Los dispositivos de rastreo usados son GPS y VHF (Very High Frequency) para monitorear el movimiento de tortugas adultas y juveniles en estado silvestre.

También se estudia la salud de los quelonios, su dieta, el éxito de reproducción de los nidos, la supervivencia de las recién nacidas en el campo, y el impacto de las barreras físicas (carreteas, cercas, etc.) que las tortugas pueden encontrar en sus rutas migratorias.

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Algunos de los resultados más importantes incluyen el establecimiento de los patrones y rutas de migración de las tortugas en las islas, probando por primera vez, cómo la migración de estos reptiles está directamente asociada con la calidad y disponibilidad de alimento.

Freddy Cabrera, científico de la Fundación Charles Darwin y parte del PEMTG, señala que “se ha estudiado el rol ecológico de las tortugas como dispersoras de semillas e ingenieras del ecosistema, y la influencia de su ciclo reproductor en la migración. Se calcula que una tortuga puede caminar hasta 10 kilómetros en dos semanas, y dispersar miles de semillas durante su trayecto”.

En los últimos años se ha enfatizado el trabajo en las zonas de anidación para comprender las principales amenazas que afectan a la eclosión de los huevos como por ejemplo el cambio climático o las especies introducidas.

Los datos muestran cómo las tortugas recién nacidas en las zonas de anidación del El Chato, en la isla Santa Cruz, se alejan del nido al nacer y pueden caminar más de medio kilómetro hasta encontrar un lugar donde vivir y alimentarse durante los siguientes años” sostiene Cabrera.

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Otro importante dato es la relación entre la temperatura de incubación de los huevos y el sexo de las tortugas. En lugares más calientes nacen las hembras y los machos en zonas más frías

Con el cambio climático, se espera que estos lugares sean cada vez más calientes y húmedos, amenazando así el equilibrio natural de estas especies, y fomentando un menor número de machos, indica la FCD.

Salud de las tortugas gigantes

Desde el 2013, el PEMTG estudia la salud de las tortugas, y cómo los impactos humanos pueden afectar no sólo a las tortugas sino a otras especies animales (silvestres y domésticas) u ocasionar impactos sobre todo el ecosistema.

Resultados preliminares indican que las tortugas de Galápagos están dispersando bacterias resistentes a antibióticos. El abuso de medicamentos en salud humana y animales de granja está ocasionando a nivel mundial un dramático incremento de las bacterias resistentes a antibióticos”, señala Ainoa Nieto Claudín, científica de la FCD y del Instituto de Medicina de la Conservación (ICM).

Es necesario estudiar en profundidad la salud de especies únicas como las tortugas, y tomar medidas urgentes que regulen el uso y adquisición de medicamentos, y concienciar a la comunidad sobre el uso responsable de medicamentos.

Según la FCD,  el objetivo final es encontrar soluciones y alternativas consensuadas con las instituciones locales y la comunidad, que permitan mantener el equilibrio y la convivencia entre los agricultores y ganaderos locales, sin perder de vista el bienestar de la fauna silvestre de Galápagos, y la integridad de los ecosistemas de los que depende su conservación.

Este programa es una colaboración multiinstitucional de la FCD, el Instituto Max Planck de Ornitología, la DPNG, el Instituto de Medicina de la Conservación del Zoológico de Saint Louis, el Zoológico de Houston y Galapagos Conservation Trust.

Fue liderado por los doctores Stephen Blake y Sharon Deem. Además,  cuenta con un equipo local basado en Galápagos y un extenso número de colaboradores internacionales. (I)