Los focos de incendios superaron los 80.626 en todo Brasil en lo que va del año. Más de un millar de nuevos casos se declararon en las últimas horas en la Amazonía, pese al despliegue de aviones y soldados.

Los incendios no dan tregua en la Amazonía, convertida en centro de una crisis ambiental y de tensiones diplomáticas entre Brasil y países europeos, principalmente Francia.

El fuego desató una disputa de alto voltaje entre el presidente Bolsonaro y su homólogo francés, Emmanuel Macron, quien planteó la cuestión de la Amazonía en la cumbre del G7, que reúne a los representantes de las mayores potencias económicas del mundo.

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Esa cumbre acordó aportar $ 20 millones a la lucha contra el fuego en la Amazonía, con el fin de sumar aviones para controlar los incendios.

También acordó apoyar un plan de reforestación a medio plazo que se dará a conocer en la ONU en septiembre, adelantaron Macron y el presidente de Chile, Sebastián Piñera.

Bolsonaro, quien había acusado a Macron de tener “mentalidad colonial”, afirmó que el mandatario francés “disfraza sus intenciones” al proponer “una ‘alianza’ de los países del G7 para ‘salvar’ la Amazonía, como si fuésemos una colonia o una tierra de nadie”.

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Desde que llegó al poder, Bolsonaro protagonizó polémicas con ambientalistas. Su retórica creó malestar en los sectores del agronegocio, que temen el cierre de mercados para carnes y cereales brasileños por sospechas de que podrían proceder de zonas deforestadas.

El índice de aprobación de Bolsonaro se desplomó al 29,4% en agosto desde el 38,9% en febrero, según una encuesta, que mostró que la mayoría de los brasileños están descontentos con su desempeño.

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Nuevas manifestaciones en defensa de la Amazonía se dieron en países como India. También en Guayaquil protestaron. “(En Ecuador) se debe activar rápidamente un protocolo de seguridad ambiental, ya que a través de la aireación se pueden contaminar ríos, zonas acuíferas, cuencas hídricas de lo que está pasando en la región latinoamericana”, dijo Xavier Salgado, de la Organización Ecológica de Guayaquil.

Pugna política y accesos dañan la Amazonía

 Andrés Velástegui, investigador de la Espol y doctor en Ciencias Ambientales de la Universidad de Pará, estado  afectado por los incendios, comenta que uno de los principales problemas de la Amazonía en Pará es la producción agrícola –soya y maíz–, pecuaria y minera.

“Estudios del INPE (Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil) indican que la mayor deforestación que tiene la Amazonía es por tierras abandonadas. Es decir, queman, invaden, plantan y como tras la tercera cosecha ya no les rinde igual abandonan y migran a otras tierras cercanas”, dice, Velástegui.

Añade que el mayor problema actual es el conflicto entre el INPE y el gobierno de Jair Bolsonaro, que impide la colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente.

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 Otro gran culpable de la reducción de la Amazonía son los accesos que complementan a las obras en esas zonas. “El problema es que cuando creas el acceso se pueden crear rutas perpendiculares” y luego ocupar más territorio en decremento de la selva, señaló.

 En las  consecuencias de lo que ocurre están la pérdida de la selva y sus especies y el daño climático para el sur de Brasil, pues la Amazonía capta gran cantidad de humedad. “Ya hay estudios de que los temporales y lluvias que afectan la parte sur del país están ligados a la deforestación”. (I)