Sin permiso, no hay protestas. Bajo esa premisa miles de personas fueron detenidas las últimas semanas en Moscú, capital de Rusia, donde la oposición desafía al Gobierno argumentando que ha realizado maniobras para sacar a sus miembros de la lid electoral.

El máximo líder opositor es Alexei Navalny, un político que dice ser liberal –aunque también ha sido parte de un partido de derecha con tintes antiinmigrantes– y que usualmente es el blanco de ataques y represión por parte del Kremlin, al que acusa de tener una estructura llena de corrupción.

Los activistas dicen que la constitución rusa les permite protestar libremente. Pero las autoridades afirman que necesitan acordar el momento y el lugar de antemano.

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La nueva ola de protestas en la capital se debe a que activistas de la oposición fueron vetados de las próximas elecciones seccionales. Las autoridades han respondido que estos no lograron reunir las firmas suficientes para participar en los comicios de la Duma de la ciudad de Moscú.

Una de las vetadas es Lyubov Sobol, abogada y bloguera que se ha convertido en una figura del movimiento, llegando a hacer una huelga de hambre hasta que fue detenida la semana pasada cuando acudía a una manifestación no autorizada. Luego fue liberada y multada.

Ignoraron todas nuestras apelaciones, así que tengo que luchar de una manera más radical”, dijo Sobol a BBC.

Sin embargo, la mayor polémica de las protestas es por Navalny, máxima figura de la oposición al presidente Vladimir Putin –tiene 20 años en el poder (15 como presidente y 5 como primer ministro)–.

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Navalny, que cumple una condena de 30 días por organizar las protestas, “presuntamente fue envenedado” en su detención, según sus coidearios. Las autoridades rechazaron la acusación e indicaron que tuvo una severa reacción alérgica. Pero la médica del activista sospecha que fue expuesto a “algún agente tóxico” por los síntomas que tenía.

Navalny ya ha sido detenido varias veces por realizar protestas, pero dice que continúa porque cree que el partido de gobierno (Rusia Unida) es de “criminales y ladrones” y estableció un “estado feudal”.

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En el 2018 le prohibieron participar en las elecciones presidenciales por una condena de malversación de fondos que lo inhabilitaba. Él rechaza las acusaciones y dice que son represalias del Kremlin.

Ya era una figura desde que comenzó a criticar al Gobierno en el 2007 y denunciar la supuesta corrupción a través de blogs y redes sociales. Fue candidato a alcalde de Moscú en 2013 y quedó segundo con el 27% de los votos.

Sin embargo, también tiene rechazo en el sector contrario a Putin por su relación con nacionalistas rusos, quienes tienen dudas de qué tan cercano puede ser a EE.UU. Además, no se sabe cuál es su apoyo fuera de las grandes ciudades. (I)