Aunque añoran la época de alta productividad de la palma aceitera, los agricultores de la zona de Quinindé, Esmeraldas, que perdieron sus plantaciones a causa de la pudrición del cogollo PC dudan de volver a sembrar. Después de ser palmicultor por 24 años Marcelo Boezio dice que aprenderá de ganadería. Darwin Rivas resembrará, pero lo combinará con ganado tabulado y cacao. 

Ya hay fincas donde se observan nuevas plantaciones con híbridas que son más tolerantes a la enfermedad. Pero no hay garantías dice Boezio.

El presidente del directorio de la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa), Carlos Chávez, advierte que el país se podría ver en la necesidad de importar aceite crudo, que es la materia prima del aceite comestible, grasas para margarinas, jabón y otros productos. Esto si se pierden las cerca de 150.000 ha de palma sembradas en la provincia de Esmeraldas, precisa. Chávez afirma que el aceite que proviene de la palma es el más económico del mercado y el mejor para las frituras.

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 La producción local de aceite de palma en 2017 fue de 556.000 toneladas; en 2018, 540.000 toneladas y la proyección para 2019 es de 480.000 toneladas, según Ancupa. El consumo en el país es de 240.000 toneladas. 

En 2017 se exportaron 247.708 toneladas de aceite crudo; el año pasado 229.513 toneladas y de enero a abril de este año han salido 56.828 toneladas, según el Banco Central.  (I)