La expresidenta argentina Cristina Fernández guarda silencio, no lo ha anunciado, pero ya tantea el terreno. Incluso pinta como favorita en recientes sondeos para las elecciones de octubre, en las que el presidente Mauricio Macri ha dicho que buscará la reelección, aunque tampoco lo ha oficializado.

En medio de una guerra de encuestas, la exmandataria lidera la intención de voto con el 34,5% en Buenos Aires, provincia que concentra cerca del 40% del padrón nacional y donde se desataría una batalla electoral, frente a Macri que tiene 28,4%.

Fernández ya busca aliados en el peronismo como parte de su planeado regreso político para enfrentar en los comicios a Macri y sus reformas económicas neoliberales. Pero no está resultando fácil y se enfrenta a varios escenarios en contra.

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La exmandataria se mueve en un agitado año judicial con diez procesos, la mayoría por corrupción; cinco de ellos con prisión preventiva y algunos también ya han sido elevados a juicio oral.

Fernández, cuyo esposo, el fallecido Néstor Kirchner, también gobernó Argentina y está implicado en algunos casos, está procesada y acusada por asociación ilícita, lavado de dinero, defraudación al Estado, entre otros. Las causas Ruta del dinero K, Hotesur, Sauces, Obra Pública o Cuadernos de la Corrupción, que implica unos 160 millones de dólares en sobornos, están entre los diez casos.

El primer juicio oral comenzará el 21 de mayo. Fernández, quien gobernó entre 2007 y 2015, se ha declarado siempre una perseguida política.

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Gran parte de la parentela de la expresidenta también está bajo investigación, entre ellos sus hijos, Máximo y Florencia, esta última tenía $ 4,6 millones en una caja de seguridad que fue descubierta mientras se investigaban movimientos extraños en las cuentas de Fernández, quien llevó a su hija a Cuba, porque supuestamente la indagación le ha afectado la salud. La justicia le dio plazo hasta mañana para que retorne.

La madre de Fernández, sobrinas, cuñadas entre otros familiares son investigados.

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Fernández recibió el respaldo de líderes regionales del peronismo, pero la respuesta de otros líderes a nivel nacional fue mayormente de rechazo.

“Más del 70% de la gente está enojada con el Gobierno. Si logramos juntar a esa oposición, nos tiene que ir bien”, dice el diputado José Luis Gioja, que preside el dividido peronismo.

Sin embargo, “conseguir la unanimidad es difícil”, admite Gioja, que ve con buenos ojos una candidatura de Fernández. Muchos rivales dentro del peronismo se han distanciado de Fernández debido a disputas internas de poder y al estilo confrontativo que consideran tiene la actual senadora.

Si se postula, el apoyo de Fernández a los generosos subsidios sociales y las políticas económicas proteccionistas se enfrentarán al intento de Macri de reducir el Estado, recortar subsidios y continuar con un acuerdo de financiamiento por $ 56.300 millones acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lidiar con la crisis económica.

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El actual panorama, que expone al gobierno de Macri con cifras en rojo, se muestra favorable para Fernández.

El 65% de la población ve la situación del país como negativa; el 64,2% ve con pesimismo el futuro de la economía. En 2018 se perdieron 191.300 empleos; el poder adquisitivo cayó a 20%; los servicios básicos se encarecieron un 600% en año y medio y los precios al consumidor acumularon un alza del 47,6%. Según analistas, la inflación podría llegar al 31,7% al cierre de este año.

La pobreza también creció en 2018 y alcanzó a 31,3% de la población que sufre carencias de alimentación, vivienda, acceso a salud o a educación. En la periferia de Buenos Aires, el índice subió a 41,1%. Solo en 2018, 750.000 personas se sumaron al sector de la pobreza.

Pero la senadora también enfrenta acusaciones judiciales, que ella niega, aunque actualmente tiene inmunidad parlamentaria.

Además, la sola expectativa de una candidatura de la exmandataria a las presidenciales ya provoca un temor en los mercados que suma entre 200 y 300 puntos básicos al riesgo país, dicen expertos que ya llaman el “riesgo Cristina”, pubicaron medios argentinos.

A siete meses de los comicios, tanto Cristina como Macri tienen una intención de voto de alrededor de un tercio del electorado, aunque ambos tienen también una alta imagen negativa. Bajo el sistema electoral de Argentina, si ningún candidato presidencial alcanza el 45% de los votos y una ventaja de 10 puntos, los dos postulantes más votados deben enfrentarse en una segunda vuelta.

“Cristina y Macri están iguales en imagen positiva y negativa. Cualquier otro candidato tiene muchas más posibilidades de ganar el balotaje, lo que pasa es que tiene muchas menos posibilidades de entrar al balotaje”, dice la analista Mariel Fornoni. (I)