A través de la historia del Ecuador muchos personajes políticos que llegaron a las alcaldías de las principales ciudades del país después ganaron la presidencia.

Por ejemplo, Abdalá Bucaram luego de ser alcalde de Guayaquil, en 1984, se postuló para la presidencia en 1988, pero perdió con Rodrigo Borja. Sin embargo, en 1996, fue electo presidente por el Partido Roldosista Ecuatoriano.

En cambio, Sixto Durán Ballén (+) fue elegido alcalde de Quito en 1970. Al instaurarse la dictadura militar fue ratificado en el cargo, que continuó desempeñando hasta 1978. Ese mismo año el Partido Social Cristiano presentó su candidatura a Carondelet. Pasó a la segunda vuelta, pero fue derrotado por Jaime Roldós.

Publicidad

Nuevamente, en 1988, Durán Ballén presentó su candidatura presidencial, pero esta vez alcanzó un tercer puesto. Es en 1992 cuando gana la presidencia con una coalición entre el Partido Unidad Republicana y el Partido Conservador.

Otro de los políticos cuya gestión municipal lo catapultó a Carondelet fue Jamil Mahuad. En 1992 fue elegido alcalde de Quito. Su administración fue calificada como buena y su imagen se proyectó a nivel nacional logrando la presidencia en 1998 con el partido Democracia Popular. Antes de su alcaldía fue candidato presidencial en 1988, pero quedó quinto.

Para Fernando Carrión, catedrático de Flacso, no debe sorprender que un alcalde de una ciudad representativa tenga aspiraciones presidenciales y más si ha realizado una administración que la ciudadanía la percibe como buena.

Publicidad

De hecho, indica que actualmente hay una tendencia en América Latina en donde los alcaldes de las ciudades más grandes logren ser mandatarios de sus naciones.

Ser alcalde de Guayaquil o Quito, que tienen más de dos millones de habitantes y son los distritos electorales más grandes, es importante. Si realizan buenas administraciones estas ciudades son sus bastiones electorales”, dice.

Publicidad

Sin embargo, a ciertos políticos les cuesta más que a otros a pesar de ocupar las alcaldías, afirma el analista Oswaldo Moreno: “Es claro que a Durán Ballén le costó”. Y dice que si realizan una mala gestión en las alcaldías “esto puede ser la tumba política”. (I)