El Concejo de Naranjal resolvió solicitar al Gobierno la declaratoria de estado de excepción para el cantón, ante la situación de inseguridad reflejada en asaltos a transeúntes, en locales comerciales y bajo la modalidad de sacapintas, además de muertes violentas al estilo sicariato.

El alcalde Marcos Chica señaló que la documentación fue enviada a las instancias gubernamentales y que esperan la respuesta al pedido, que incluye la posibilidad de establecer un toque de queda para pobladores. “Significaría pérdidas para negocios, porque a las diez de la noche ya no habría nadie en las calles”, subrayó el funcionario.

Pasado el mediodía del miércoles 6 de febrero, tres sujetos armados irrumpieron en el centro gerontológico y luego de golpear a un terapista se llevaron dos laptops, un teléfono celular y un reloj, enumeró Miguel Chiriboga, director municipal (e) de Gestión Social.

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Según él, los ataques delincuenciales responden a la demanda de recursos para satisfacer el vicio de la droga. “Una vez, en septiembre creo, unos tipos llegaron en moto y desvalijaron a los clientes de un karaoke; luego la Policía los capturó en su guarida, a las 05:00, cuando estaban fumándose lo que habían robado”, relató.

La situación de inseguridad llevó a los naranjaleños a salir a las calles el pasado 25 de enero. Con carteles y gritando consignas pidieron justicia por las muertes de familiares, incluso cerraron por casi una hora la vía Panamericana, de enlace entre Guayaquil y Machala.

La víspera, Jessica Zea, concejala y profesional en Medicina, fue asaltada en su consultorio. “Estuvieron por 20 minutos, me amarraron”, comentó, y aseguró que dos hombres y una mujer se llevaron insumos.

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Zea indicó que el Concejo renovaría la ordenanza que prohíbe el tránsito de dos hombres en motos a determinadas horas, norma que rige en Guayaquil con fines antidelincuenciales.

Magaly Lara, nativa de Arenillas (El Oro) y con más de 20 años de residencia en Naranjal, contó que fue asaltada afuera del parque ecológico, a las 21:00 del jueves 31 de enero, ante testigos que quedaron inmovilizados al ver a sujetos armados.

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“Le pidieron el celular a mi cuñado y luego a nosotras. Mostramos que no teníamos, nosotros mismas nos tocamos para que no nos manoseen”, relató.

Ella es dueña de un comedor y al atender al día siguiente a un amigo, este le habría dicho: “No me escribas al WhatsApp, que anoche me robaron el teléfono afuera del parque ecológico”.

“Le habían robado tipos en moto, en el mismo sitio, una hora antes que a mi familia”, dijo la mujer. Otro ataque hubo la noche del sábado 2. Un local de venta de pollo frito fue asaltado por sujetos armados, captados en las cámaras del lugar.

La inseguridad en Naranjal también se evidenció con un robo al estilo sacapintas perpetrado el 6 de diciembre pasado, incluso un policía recibió un tiro. Este custodiaba a un comerciante al que delincuentes le arrebataron $ 7.000 en el trayecto al recinto 6 de Julio. Los asaltantes atravesaron un tronco para detener el carro en el que iba la víctima. (I)

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