Nació su primogénita el 10 de octubre pasado en Guayaquil. La doctora se disponía a llenar el informe de nacido vivo, cuyos datos se suben a una base del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), pero el sistema reportó que con el número de cédula de la madre había registrados otros dos partos anteriores. Entonces la especialista preguntó a Karla L.: ¿Estás segura que es tu primer parto?

-Claro, respondió ella.

Un mes después la madre y su esposo fueron a inscribir a la bebé en el Registro Civil Municipal, pero les dijeron que antes debían registrar a los dos nacidos previamente. De ahí fueron al INEC y en esta entidad les aconsejaron acudir al Ministerio de Salud para dar de baja los datos “erróneos”. De la dependencia los enviaron a denunciar el caso en la Fiscalía.

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Esta situación llevó a un proceso en el que se terminaron involucrando cinco instituciones públicas, más dos telefónicas privadas. Ya dentro de la indagación previa se constató, tras un examen de huella dactilar realizado por el Registro Civil nacional, que una mujer tenía una cédula, de esas que se entregaron hasta el 2013 con la foto del fondo rojo, con el mismo número de cédula y los mismos datos personales de Karla a excepción de la foto, firma y la huella dactilar.

“Esta mujer de tez negra había sido inscrita de forma tardía, presumimos que de pronto es colombiana y necesitaba una identidad en Ecuador”, relata la perjudicada.

Así se determina que se trata de uno de los casos de suplantación de identidad que persisten en el país. En los informes elaborados en el proceso se concluyó que la suplantadora sacó la cédula en el 2006 en el Norte del país, donde nació la mujer cuyo nombre fue usurpado.

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Finalmente la primogénita fue inscrita, pero el problema aún no está resuelto. La mujer sigue haciendo uso de la cédula. Incluso sacó un plan de celular prepago en mayo pasado en la provincia de Pichincha, donde aparentemente vive, ya que los informes de nacidos vivos de los dos niños son del sector. El servicio sigue activo, cuenta Karla, para que la Policía logre proceder con la detención en delito flagrante en medio de algún operativo.

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Sin embargo, una primera alerta se dio en julio de 2017 cuando Karla no pudo ser referente para un crédito que tramitaba una amiga porque tenía una deuda con una operadora. Recuerda que en ese entonces fue a la firma y escuchó la grabación de quien adquirió la deuda. “Era la voz de una mujer que decía ser yo. Con la denuncia colocada tras el nacimiento de mi hija se pidió también que se diera de baja esa línea, lo que se concretó en enero pasado como parte del proceso judicial”.

La perjudicada quedó consternada tras la experiencia. “Vas con toda la emoción a inscribir a tu bebé y no pude hacerlo en su momento. La niña estuvo sin identidad casi un mes”, asegura. El proceso sigue. La afectada quiere impedir que la mujer siga haciéndose pasar por ella como desde hace 12 años. (I)