Casi seis años han pasado desde que el 8 de junio de 2012 falleció la hija de Nexy Cedeño por dengue grave. Fue una noche de viernes, afirma la madre, cuando retiró del hospital Verdi Cevallos, en Portoviejo (Manabí), el cuerpo de Kimberly, de 11 meses, envuelto en una sábana.

Ronchas en la frente fue una de las primeras señales que mostró la menor antes de morir con la enfermedad. Nexy recuerda que algunos de sus conocidos le indicaban que una de las causas de la aparición de esas marcas sería una especie de alergia que podría haberse generado a causa del padre de la menor, quien cada vez que paraba de trabajar besaba a la niña tras beber agua. “Y decíamos que era sarpullido, como eso no le paraba, la niña continuaba y la hicimos ver. Después salió que tenía dengue”, dice la mujer.

Nexy vive en la ciudadela Menéndez junto a Los Florones, una de las zonas más vulnerables por deficiencia en el servicio de alcantarillado y roturas de las tuberías de agua. Esto forma lagunas en vías principales del área ubicada en el sureste del centro de Portoviejo.

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La proliferación del Aedes aegypti, mosquito que transmite los virus del dengue, chikungunya y zika, no cesa en estos sectores que aglutinan a unos 15 mil habitantes de la capital manabita. La casa de Nexy donde vivió Kimberly está cerca de terrenos baldíos cuyos propietarios no hacen limpieza. Y algunos de los vecinos almacenan agua sin tapar, lo que es proclive a que se formen criaderos del vector.

Durante lo que va de este año hasta la semana epidemiológica nueve (con corte al 6 de marzo último) ya se registran 833 casos de dengue en el país, de los que 13 son con signos de alarma. Manabí lidera con 306 afectados, en un país donde ya circulan las cuatro cepas del virus. (I)