Naturaleza, cantos de la selva, leyendas y cronología nativa son características de la laguna del Gran Cañón, un lugar sagrado para los indígenas de la provincia de Napo.

La Asociación de Municipalidades Ecuatorianas (AME) señala que el Gran Cañón se encuentra dentro de la finca El Paraíso, perteneciente a la familia Bedoya, en la parroquia Mondayacu, cantón Archidona. El ingreso cuesta $ 3 por persona. Los recorridos son guiados e incluso se ofrecen descensos con cuerdas por el río Jondachi.

El Gran Cañón se muestra como una formación rocosa de 10 metros de altura y con una laguna en la que se puede tomar un refrescante baño. Para llegar hay que caminar 45 minutos por senderos de selva. Antes de arribar a un puente colgante se toma un sendero a la izquierda y se continúa el trayecto hasta la formación natural. La marcha sirve para apreciar el paisaje amazónico.

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Marcelo Bedoya, propietario de la finca El Paraíso, explicó que la formación del cañón se debe al descenso de lava desde el volcán Sumaco.

Habitantes de Mondayacu, poblado ubicado a 20 minutos de Tena, aseguran que desde hace muchos años, los nativos trasladaban a sus enfermos hasta la laguna del Gran Cañón y luego de solicitar permiso a los espíritus del lugar, sumergían a sus parientes en las aguas, recuperando estos supuestamente su fuerza y energía cuando tocaban el agua.

Al lugar, las familias solo podían acceder con un sabio de la comunidad, que era la persona indicada para pedir el permiso para ingresar al Gran Cañón. Si no se seguía este ritual, el sitio, según la leyenda, se volvía impenetrable y se llenaba de lluvia, truenos y relámpagos. (I)