Monseñor Lorenzo Voltolini, arzobispo de la Arquidiócesis de Portoviejo, presidió la mañana de este sábado la misa de reinauguración de la iglesia María Auxiliadora de Pedernales, la cual resultó afectada en toda su estructura por el terremoto de 7.8 grados Richter el 16 abril del 2016, que devastó principalmente a localidades manabitas. En el caso de Pedernales destruyó el 60%de la ciudad.

En la misa participaron autoridades del cantón, las personas que colaboraron con la obra, sacerdotes y los feligreses del sector.

José Sornoza, párroco de Pedernales, recordó que el templo fue reconstruido con aportes de almacenes Tía, de personas y otras empresas.

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Leonardo Pesantes director corporativo de almacenes Tía, manifestó que después del terremoto, la empresa brindó su ayuda a Manabí y a Esmeraldas, realizando la campaña de recolección de bloques superando los dos millones unidades beneficiando a más de 2.200 familias.

Pesantes agregó que se dialogó con monseñor Voltollini, para contribuir a la reconstrucción de la iglesia que se cayó con el terremoto, es así que se aportó con un monto aproximado de 400.000 dólares, obra que duró más de un año con una construcción anti-sísmica y tiene ahora cuenta con una capacidad para dos mil personas.

"Hay mucho que hacer en la provincia y se está viendo el levantamiento de las iglesias en las zonas rurales, algunas de ellas se han inaugurado y seguiremos gestionando para hacer más", dijo Voltolini.

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Aymee Suárez, contratista de la obra de reconstrucción de la iglesia, explicó que el terremoto afectó considerablemente la estructura del templo, por lo tanto se tiró abajo las losas que eran muy pesadas para las columnas, y se conservó las columnas que no fueron afectadas aunque se las reforzó con la ubicación de más estribos, se conservó el mármol original que estaba en buen estado, se cambiaron las rejas de puertas, ventanas, se construyó una nueva sacristía y un despacho.

Los fieles del sector se mostraron agradecidos por la apertura de esta iglesia ya que venían hace un año y medio realizando las actividades religiosas en una sala improvisada, prácticamente al aire libre.

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Uno de ellos es Darwin Ibarra, quien agradeció a todos los hicieron posible que se construya esta casa de Dios, ya que en el terremoto perdió amigos, familiares, viviendas.

"Con el paso de los días fui superando esa odisea, pero había un vacío que recién se ha llenado con la apertura de la casa de Dios", dijo Ibarra. (I)