Es como una dosis alta de azúcar adicional en las venas, energía que a falta de actividad física se convierte en grasa. De ahí el riesgo de que la ingesta de bebidas azucaradas provoque sobrepeso u obesidad, según los especialistas. Son sustancias que ingresan al organismo y provocan una explosión de insulina producida por el páncreas. El hígado –órgano que regula las cantidades correctas de azúcar en la sangre– convierte esa insulina que sobra en grasa, a más de enviar glucosa al sistema circulatorio.