El presidente de la República Rafael Correa dedicó su última conferencia en el exterior a defender la transformación del país bajo el socialismo del siglo XXI, en crisis en Venezuela, en un acto académico en Cuba este viernes.

Correa, de 54 años, dejará la presidencia que ejerció durante diez años en manos de su exvicepresidente Lenín Moreno el 24 de mayo, tras una apretada elección en segunda vuelta en que la oposición alegó fraude.

Durante una conferencia en la Universidad de La Habana, que lo distinguió con un Honoris Causa, el presidente defendió su gestión como "la década ganada", tras la profunda crisis política que antecedió su llegada al poder con siete presidentes en diez años.

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"El modelo del siglo XXI (...) ha tenido más éxito también en eficiencia, con éxitos notables en distribución" de riqueza, dijo el mandatario en su charla de más de hora y media frente a autoridades de la isla como el vicepresidente, Miguel Díaz-Canel.

Correa destacó uno a uno los logros económicos y sociales de su gestión bajo el modelo que hizo crisis en Venezuela y que abrazó Evo Morales en Bolivia. Antes de volver a Quito el viernes, el mandatario prevé reunirse con su homólogo Raúl Castro.

Correa, que alentó la integración regional antes de la debacle de la izquierda en Argentina y Brasil, elogió la gestión de Morales pero evitó referirse a la severa crisis política y económica en Venezuela, más allá de criticar a la oposición que acorrala al presidente Nicolás Maduro con protestas que dejan 36 muertos en el último mes.

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"Ahora la izquierda en la región es absoluta minoría (...) Las condiciones son más adversas que hace unos años. Hay que retomar, recuperar el espacio perdido", declaró ante una pregunta.

Fin de la tormenta

Correa señaló que siempre gobernó para reducir la inequidad social y en defensa de los más desfavorecidos, sin comprometer el crecimiento económico.

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"Para efectos comparativos entre 2006 y 2014 -solo tenemos estadísticas por pobreza/consumo- esta se redujo del 38,3 % al 25,8 %", apuntó.

En ese sentido, destacó que pudo liberar importantes recursos para la inversión pública gracias a medidas como la recompra de deuda externa, renegociación de contratos petroleros y una mayor eficiencia en la recaudación tributaria.

"En esta década ganada no solamente tenemos un país más próspero, sino también un país menos injusto. Prácticamente en todos los aspectos sociales y económicos han existido importantes avances", sostuvo.

Sin embargo, reconoció que enfrentó "la tormenta perfecta" en sus últimos dos años de mandato por la brusca caída de los precios del petróleo -mayor bien de exportación- y desastres como la reactivación del volcán Cotopaxi, próximo a Quito, y el terremoto del 6 de abril de 2016 que mató a 671 personas, y redujo el "crecimiento ecuatoriano en 0,7 %".

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Si bien la economía dolarizada entró en recesión, Ecuador logró superar la coyuntura con medidas creativas de ahorro y de ajuste que no impactaron sensiblemente la inversión pública ni los planes de atención para los más pobres, según el mandatario.

"Ecuador estaba en recesión, pero claramente se rompió la recesión y el 24 de mayo entregaremos una economía en crecimiento y estabilizada", señaló.

Correa, quien prevé estar fuera de Ecuador un tiempo y dedicarse a actividades académicas, remarcó la transformación política que promovió su gobierno. "Hemos luchado por transformar el Estado burgués dominado por unos pocos en un Estado verdaderamente popular que defiende al bien común y el interés general", se felicitó.

Además de acusarlo de concentrar el poder, la oposición ecuatoriana relativiza los logros de Correa y critica el alto endeudamiento, el exceso de burocracia y una supuesta corrupción en el gobierno, que el mandatario niega. Sus adversarios llegarán a un Congreso dominado por el oficialismo. (I)