La crecida del río El Camarón, en el cantón Echeandía, provincia de Bolívar, causó devastación en el recinto El Camarón. Cuatro casas fueron arrasadas por la descarga de agua, lodo y piedras que se registró la noche del lunes 17.

La inundación afectó a más de 80 casas en el recinto, que en total registra unas 200.

Los habitantes se valieron de palas, escobas y otras herramientas para retirar el lodo del interior de sus viviendas.

Publicidad

La Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR) confirmó la destrucción de cuatro casas. Una de ellas pertenecía a Piedad Duche, quien contó que a las 18:30 del lunes salió de su casa porque el río que pasa al pie de su vivienda literalmente se metió por las ventanas.

“Cogí a mis tres hijos y nos alejamos unas cuadras, 10 minutos después mi casa estaba completamente tapada por rocas gigantes, lo perdí todo”, expresó consternada y aún con lágrimas. Ella también perdió a los chanchos y las gallinas que criaba, cuya venta sustentaba su economía.

César Velasteguí también fue afectado. Acababa de llegar de casa de unos familiares, en Cuenca, donde pasó el feriado de Semana Santa y no podía creer lo que pasaba en su barrio. Dijo que corrió con suerte porque su casa fue la única de esas dos cuadras con daños parciales. Una loza de la casa de sus vecinos de enfrente llegó hasta su portal y destruyó la pared de la sala. Agradeció a Dios no haber estado con sus hijos durante la crecida del río.

Publicidad

“Casi todo está perdido, pero quisiera que me ayuden con una maquinaria para quitar la loza de mi vecino y tapar mi casa”, pidió el hombre de 45 años, mientras lavaba la refrigeradora que alcanzó a sacar de su casa y que estaba cubierta de lodo.

En El Camarón no había ayer energía eléctrica.

Publicidad

Otras doce familias también perdieron enseres y parcialmente sus casas, por lo que fueron a casas de acogida, principalmente de familiares porque no había un albergue establecido, según Lenín Sánchez, director provincial del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi). Él dijo que no era necesario establecerlo porque no eran muchas las familias afectadas. Agregó que todas tienen familias en zonas cercanas.

Martha Quinaloa también vive al borde del río y ayer en la tarde aún barría el lodo de su casa. Según ella, el material alcanzó los 30 centímetros. “Estuve hasta las 03:00 sacando el lodo y alzando las cosas para que no se destruyeran”, contó.

María Cadena Aranda, de 47 años, esposa y madre de tres hijos, lavaba con los suyos los asientos del comedor que tenía en la calle principal de El Camarón. El horno, el fogón y las sillas estaban junto a los colchones dañados y una cómoda donde estaba la ropa de sus hijos.

“Todo el pueblo se convirtió en un río, el agua llegaba hasta la rodilla en mi casa y las calles arrastraban basura y lodo. A pesar de todo es una desgracia con suerte, nadie murió”, dijo. (I)

Publicidad