Crítica del populismo, la guatemalteca Gloria Álvarez dictó dos conferencias en Ecuador. Para ella el populismo es un mecanismo de manipulación, promesas para ganar votación aunque no se cumplen, y al final lo que logra es desmantelar a las instituciones. Según su análisis, la izquierda lo adoptó tras la caída del muro de Berlín y “al tener éxito esta fórmula, a través de los regímenes del Siglo XXI, pues la derecha latinoamericana, que fracasó rotundamente en los años 90 por prometer algo que no cumplió que fue libertad de mercado (...) se da cuenta ya que esta es una fórmula muy rápida de ganar votos, entonces hoy tenemos populismos en ambos lados”. Promotora de la República, como sistema de gobierno que, cree, garantiza la independencia y la separación de poderes y un gobierno limitado ante todo a dar seguridad y justicia, lamenta que el interés en estos temas sea proporcional a la crisis de un país. “Cuando la economía, fluye, aunque sea en apariencias, mientras haya plata, mientras los malls estén a tope, mientras en los supermercados no haya escasez, a la gente no le importa que la estén censurando, que la estén matando, que la estén amenazando por trabajar en la prensa. Yo me acuerdo estar aquí en Ecuador y haber escuchado de varios jóvenes: ‘y qué más da si no nos dejan protestar mientras yo pueda ir a comprar’. Y esa es una estrategia cruelmente inteligente, porque si primero aprietas la boca y después la billetera, cuando te aprieten la billetera ya es muy tarde”.

¿Tiene ideología el populismo?
No, puede ser utilizado por cualquier ideología.

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Ahora muchos políticos evaden hablar de ideología.
Lo que pasa es que nos enfrentamos a la primera generación que tiene tanta apertura mental y que también ha gozado los beneficios de la economía que son los millinneals. Para ellos la derecha y la izquierda se quedan cortas por lo tanto es efectivo decir no soy de aquí ni soy de allá.

Voy a mencionar algunos presidentes y me dice cómo los cataloga. Donald Trump (EE.UU.)
Una derecha conservadora que puede llegar a privilegiar a los amigos en el poder.

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Michelle Bachelet (Chile).
Una allegada al Socialismo del Siglo XXI que se ha enfrentado a una República aún muy fuerte.

Nicolás Maduro (Venezuela).
Es una dictadura rallando en el comunismo solo por el hecho de que Carlos Marx definía comunismo como el momento donde ya no existe Estado, dinero y propiedad privada, siendo Venezuela un lugar donde las dos primeras todavía las hay y la segunda ya casi no.

Juan Manuel Santos (Colombia).
Lo veo como alguien que coquetea con el Socialismo del Siglo XXI, pero no tengo claro si lo que él quisiera es un régimen como el de Daniel Ortega (de Nicaragua) donde el compadrazgo con los empresarios lo beneficia y blinda.

Evo Morales (Bolivia).
Alineado al Socialismo del Siglo XXI ha avanzado mucho en su agenda, tal vez más en el área de represión a las libertades de expresión.

Pedro Pablo Kuczynski (Perú).
Todavía me faltaría ver cómo opera, porque creo que es alguien que si se descuida y piensa que regresar a los años 90 es la solución, veremos en el péndulo a Perú, dentro de unos años, yendo hacia el socialismo del Siglo XXI.

Jimmy Morales (Guatemala).
Lo veo como el resultado directo del hartazgo social, ineptitud, falta de liderazgo, un conservadorismo moral que no pega con la generación de los millennial y falta de decisiones, realmente lo que necesitaba mi país era que alguien tomara decisiones concretas para quitar las cosas que nos llevaron a ese hartazgo social en el 2015.

Rafael Correa.
Nadie es mejor juez de su país que el que vive en su país... Las apreciaciones que doy son a base de las acciones, sí conozco algunas y me parece que responden a la economía Keynesiana, la cual considero que es muy cortoplacista y a largo plazo un fracaso. (I)