Washington Pesántez, presidenciable de Unión Ecuatoriana, admite que fue muy amigo del actual mandatario Rafael Correa, pero enseguida marca distancia diciendo que nunca compartió su estilo de gobernar. También se aleja de posiciones de derecha.

Por ello se autodefine como representante de una “tercera vía” a la que describe así: “Es una nueva concepción del mundo que está en el centro, equidistante de la derecha extrema y la izquierda extrema… En cuanto a libertades, somos gobiernos democráticos, pluralistas, tolerantes. Y en lo económico, favorecemos una posición de economía mixta con un principio básico: mercado hasta donde se pueda, Estado donde se lo necesite”.

En diálogo con este Diario, el aspirante se refiere a algunas de sus propuestas.

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A usted se lo ha relacionado con el oficialismo por haber sido amigo de Rafael Correa.

Yo he sido –no sé si lo siga siendo pues no lo he visto hace años– amigo cercano de Rafael hace 28 años cuando lo conocí en la Universidad (de Lovaina), donde estudiamos. Éramos una docena de ecuatorianos que llegamos a Bélgica en goce de una beca de estudios. Mantuvimos una relación de amistad muy respetuosa que nada tuvo que ver con mi designación como fiscal. Sin quererlo, Rafael y yo, creo, la amistad con él me ha sido “perjudicial”. Primero, por mi amistad con él tuve la oposición en el Congreso (2006), nombraron al tercero de la terna cuando yo tenía una ventaja de 30 puntos. Segundo, cuando asumo la Fiscalía y creo 95 en todo el país, tengo actuaciones imparciales que molestan a su círculo en el caso Palo Azul, y apuran un concurso de méritos para nombrar a una de las personas que se investigaban (Galo Chiriboga, exministro). Tercero, hubo una tentativa de juicio político en la Asamblea sin ningún fundamento, de unos cuatro o cinco militantes de AP que se creían los delfines de Correa y de los rancios opositores… que partió de un lamentable accidente de tránsito…

¿Se refiere al de su esposa?

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Se la involucró pero no fue motivo de investigación, el asunto era suficientemente claro, hubo pruebas. Dos semanas antes, ella fue operada de las mamas. ¿A quién se le ocurre que una persona en esa condición pueda estar conduciendo? Ella iba en el asiento de atrás y por la fuerza (del impacto) un arete había quedado impregnado en el cinturón de seguridad… Toda una serie de pruebas que contradicen las versiones de una persona de Ruptura de los 25 que decía que había visto –casi a 200 metros– que parecía que conducía una mujer. La torpeza no tiene límites. Y la mala fe.

¿Cuál es su propuesta para solucionar el problema del desempleo?

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El país necesita crear fuentes de trabajo en el campo, apoyar a los artesanos, a la empresa que tuvo que abandonar del país, para esto hay que crear condiciones eliminando algunos tributos absurdos, como el anticipo del Impuesto a la Renta, la plusvalía… y poniendo medidas como que tres días al mes los ecuatorianos no pagarán Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los productos nacionales, como ello agilitamos el comercio y se reactiva la economía.

¿Usted no da una cifra?

La aspiración es que en cuatro años puedan trabajar al menos la mitad de esos seis o siete millones de ecuatorianos que están desocupados totalmente o con este empleo “no digno” o subempleo disfrazado.

¿Qué otros impuestos eliminaría?

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Hay que racionalizar el esquema tributario, hay más de 60. Solo hay que tener los necesarios. Yo creo, aunque no lo he dicho en la campaña, que el IVA puede bajar del 12% al 10%, contrariamente a lo que se puede creer, si lo bajamos recaudamos más, la prueba es que al subirlo del 12% al 14% la recaudación decreció, la gente dejó de comprar.

¿Cómo bajar el peso de la deuda en el presupuesto?

El próximo año, solo en intereses del servicio de la deuda, se pagarían $ 5.000 millones, eso no se puede hacer si los ingresos por impuestos de $ 15 mil millones, el precio del barril de petróleo ha bajado y además este se ha vendido por anticipado. ¿Qué hacer en ese escenario que debería manejar un síndico de quiebra y no un presidente? Deberíamos hacer lo que dice el sentido común: no gastar más que los ingresos. Hay que renegociar la deuda a largos plazos. Yo creo que aquí hay deuda ilegítima: la Constitución dice que el Gobierno solo puede endeudarse para obra pública y no para pagar sueldos. Hay que comenzar por hacer una auditoría de la deuda para definir qué tramos pueden renegociarse a largos plazos, acudir a organismos internacionales para que nos presten a bajas tasas de interés, no al 9%...

¿Declararía una moratoria?

Se dice que las deudas viejas no se pagan y las nuevas hay que dejarlas envejecer, yo no haré eso (risas), hay que honrarlas… Declarar una moratoria de la deuda le haría mal al país.

¿Qué propone para modificar la estructura del Estado?

Hay que hacer una nueva Constituyente para desmontar todo el andamiaje legal que afecta los derechos de los ecuatorianos. No hay otra forma. Se diseñó una Constitución que le otorga demasiados poderes al Ejecutivo, cuando es ejercido por un gobernante que no tiene formación democrática eso es exacerbado. Algunos candidatos están hablando de cambios cosméticos. Se plantea la eliminación del Quinto Poder, la Función de Control Social. Pero cómo quieren hacerlo con una consulta si la propia Constitución dice que no se puede eliminar un elemento de la estructura del Estado sin una Constituyente… Entonces, me opongo a la reelección, a cualquier tipo. La democracia es alternabilidad y división de poderes. Me opongo a que el Ejecutivo tenga atribuciones que no le corresponden, como esa novelería que el presidente pueda disolver a la Asamblea.

¿Cómo combatirá la corrupción?

Hay que implementar mecanismos idóneos. Yo presenté, hace ocho años, una Ley de Extinción de dominio en la Constituyente de Montecristi. Esa ley permite que casi inmediatamente que se conozca un hecho de corrupción pueda intervenir el Estado, sin esperar una sentencia, y recuperar los bienes producto de esto. Si la persona no es culpable, se los devuelve. Este proyecto se inspiró en legislación comparada de varios países. Aquí se opusieron porque decían que era inconstitucional. (I)