A orillas del río Guayas, Guayaquil crece y progresa con su gente, los de nacimiento y los que migraron de otras ciudades del país para radicarse en la Perla del Pacífico, vista como la gran ciudad, hospitalaria y de oportunidades.

Así, desde sus inicios –al ser puerto principal y tener gran actividad comercial– fue acogiendo una diversidad cultural que con los años se ha ido acentuando. Es precisamente su gente la que en los últimos 95 años ha levantado su voz para denunciar sus necesidades insatisfechas. Las páginas de este Diario plasmaron esa realidad y también las obras que dieron paso a su transformación.

La dotación de agua potable fue una de las principales necesidades en una población creciente. En agosto de 1929 se entregó una obra para dotar del líquido a la urbe y en octubre de 1950, el alcalde Rafael Guerrero Valenzuela inauguró la planta La Toma, que aún abastece a Guayaquil. Lo narra este Diario bajo el título: “Fue inaugurada ayer en La Toma la planta de purificación de agua potable para el nuevo aprovisionamiento en esta ciudad”. También consta entre los acontecimientos que hicieron la historia de Guayaquil durante el siglo XX, detallados por el historiador Melvin Hoyos.

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En los setenta, Guayaquil tenía 850 mil habitantes, un terminal marítimo, un aeropuerto internacional, universidades y medios de comunicación.

Una de las imponentes obras en la ciudad fue la construcción del puente de la Unidad Nacional. En octubre de 1970 se inauguró el paso que conecta a Guayaquil con Durán y este Diario lo reflejó con el título: “El Majestuoso Puente Sobre el Guayas... Ya Pasó el Primer Vehículo”. Años más tarde hubo un mayor desarrollo vial. En julio de 1988 se inauguró el paso de la av. de las Américas y en 1992 se entregó una de las vías principales, la Perimetral.

En un editorial de este Diario, en septiembre de 1981, se mencionaban dos problemas inquietantes en la ciudad: La falta de colaboración ciudadana en el aseo de la ciudad y el crecimiento alarmante de la delincuencia. El primer punto se reflejaba en los alrededores de los mercados y en calles con cerros de basura. A esto se sumaba el deficiente servicio de agua y la falta de alcantarillado.

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Ante esta problemática de insalubridad, el Gobierno nacional declaró la emergencia por los servicios básicos y la recolección de basura. El 30 de octubre de 1990, este Diario lo reflejó con el título: “500 millones de sucres para enfrentar nuestra emergencia sanitaria”. Luego, en mayo de 1992 se inaugura el acueducto Quinto Guayas-Tres Cerritos, que conduciría 200 mil m³ de agua, y en junio de ese año se contrata la construcción del nuevo botadero en el sector Las Iguanas.

Y la ciudad, rodeada por el río Guayas y el estero Salado, seguía creciendo hacia el sur, en sectores como la isla Trinitaria y el Guasmo. En el periodo presidencial de Rodrigo Borja (1988-1992) se consolidó la Trinitaria con la dotación del relleno hidráulico. Con la Perimetral se registraron más asentamientos y la expansión de la urbe hacia el noroeste.

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El centro de la ciudad tuvo una transformación a partir del 9 de octubre de 1999, fecha en que se entregó la primera etapa del Malecón 2000, marcando así el nacimiento de una nueva época para la ciudad, un Guayaquil moderno.

Los últimos 16 años han sido marcados por obras sanitarias, que aún no llegan a todos los rincones de la ciudad; viales, con nuevas avenidas y puentes; ecológicas, con parques lineales, malecones y el parque Samanes; y de cambios en los servicios de transportación, como la implementación del sistema masivo Metrovía. Son parte de los hechos que marcaron momentos históricos y que fueron reflejados en las páginas de este Diario. (I)

En octubre de 1990, el Gobierno nacional declaró a la ciudad en emergencia sanitaria por los servicios básicos y de recolección de basura.