El segundo Cónclave de 1978 fue provocado por la repentina muerte del papa Juan Pablo I, a los treinta y tres días de su elección. El había sucedido a Pablo VI y se esperaba de él algunos años de pontificado. Su muerte fue impactante para los católicos y en particular para los cardenales que tenían la responsabilidad de elegir a su sucesor, apenas un mes después de haberlo designado. El Cónclave empezó el 14 de octubre y terminó dos días después, cuando tras 8 escrutinios los cardenales eligieron a Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, quien tomó el nombre de Juan Pablo II.