Portoviejo es una de las ciudades más golpeadas por el terremoto del 16 de abril. Su alcalde, Agustín Casanova, un ingeniero comercial de 55 años y que llegó a su cargo electo por el movimiento Suma en asocio con una agrupación local, asegura que el corazón comercial de su ciudad, el más arrasado, resurgirá moderno. Recibe a este Diario para una entrevista en su oficina temporal ubicada en la Universidad Técnica de Manabí, y sin preámbulos ni preguntas empieza a relatar lo que sucedió luego del terremoto, y lo que para él fue una reacción precaria: “Empezamos las tareas que debíamos hacer hasta que el Gobierno llegara. Por ejemplo, los albergues. Los instalamos a las 8 de la noche del día 16 y los entregamos tres semanas después. Y los administrábamos como podíamos, con los recursos que teníamos. En el tema de diagnóstico de la infraestructura, ellos llegaron a las tres semanas también, pero nosotros teníamos hecho todo.