Rafael Correa se acerca a su último año de gobierno con un descenso en la calificación positiva a su gestión como presidente y un escenario difícil en algunos ámbitos.

El próximo martes Correa empezará el cuarto año de su actual mandato (2013-2017), que coincide con el aniversario de la Batalla de Pichincha.

Entonces prevé ofrecer su informe a la nación en la Asamblea, como lo hace desde el 24 de mayo de 2013 cuando fue investido por tercera ocasión como jefe de Estado.

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La primera vez fue en enero de 2007 y la segunda, en agosto de 2009, bajo el mandato de la nueva Constitución.

Durante este tiempo la aceptación a su labor ha variado entre los años, según reflejan las mediciones realizadas por dos empresas encuestadoras. El apoyo tiende a la baja.

Sondeos de las firmas Opinión Pública Ecuador y Market coinciden en que la gestión de Correa superaba el 80% en el 2007 y que la de este año se distancia de la inicial con al menos 20 puntos de diferencia.

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La última encuesta de Opinión Pública Ecuador (del 29 de abril) lo ubica con un respaldo del 63% y la última de Market (8 de mayo), con el 26%.

Esta percepción, que no es compartida por el oficialismo, se presenta a la par de un año que se perfila como ‘difícil’, ‘complejo’ e ‘incierto’, según analistas consultados por este Diario, por factores económicos, políticos y electorales.

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Jorge Calderón, decano de la Facultad de Economía de la Universidad Espíritu Santo, emplea el primer calificativo “porque hay mucha restricción de liquidez (de dinero)”.

Primero, explica él, por la recesión que atraviesa la economía del país, y segundo, por las dos recientes leyes que elevan ciertos impuestos.

“Eso va a acentuar la recesión”, advierte Calderón sobre el alza del ICE e IVA a través de las leyes de Equilibrio de Finanzas Públicas y Solidaria por las Afectaciones del Terremoto, en su orden.

Afirma que este tipo de aumento ‘impacta’ en el consumo y esto en la economía, porque las personas tienen menos dinero para sus gastos, pues parte de él se destina a impuestos.

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“Estas medidas mermarán la confianza hacia el jefe de Estado”, avizora Calderón.

Patricia de la Torre, socióloga política, advierte una “coyuntura compleja” debido a la emergencia que provocó el terremoto del pasado 16 de abril.

“Creo que en este último periodo (Correa) va a estar centrado en esa actividad (la reconstrucción de las provincias afectadas), porque las secuelas son devastadoras”, opina la especialista.

Ella observa una oportunidad: “En la medida en que el presidente logre satisfacer las necesidades (de los damnificados), que no son fáciles de solucionar, a lo mejor y esto se convierte en su propia campaña, no para su reelección sino para la ratificación del proyecto político por el cual fue electo”.

En las elecciones generales del 2017 Correa no podrá postularse porque una transitoria a una de las enmiendas a la Constitución, que él planteó, impide esta posibilidad a las autoridades con dos mandatos.

Oswaldo Moreno, consultor político, considera que pese a la transitoria, Correa estará “muy involucrado” en la decisión de quién será su sucesor y en la posterior campaña electoral.

Asegura que hará “todo lo que esté a su alcance para dejar a alguien de su línea”.

Pero anota que tanto en la ‘orilla’ oficialista como en la opositora no hay ‘claridad’ sobre candidaturas, y por eso Moreno concluye que la ‘incertidumbre’ marcará parte del último año correísta.

El secretario nacional de Acción Política de Alianza PAIS, Óscar Bonilla, no coincide con las encuestas pero sí con la lectura de los analistas sobre la compleja situación del país.

Sin precisar la fuente, menciona que otras ‘valoraciones’ ubican al presidente Correa con una aceptación de su gestión “cercana al 70%”.

“No vemos que haya ningún signo de desgaste”, remarca.

Bonilla reconoce que el escenario se perfila con “dificultades económicas” y “avatares políticos”, pero asegura que el Gobierno está preparado para enfrentarlos. (I)